Democracia «insulza», beocia y peligrosa

Democracia «insulza», beocia y peligrosa

JUAN D. COTES MORALES
El día 31 de mayo del presente año don José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), se reunió en Washington con el presidente de los Estados Unidos de América, George W. Bush. El presidente Bush agotó un turno en la Asamblea General de los cancilleres de los 34 países que integran la OEA ,y según se informó, ambos trataron acerca del papel de la OEA en apoyo a la democracia y la promoción de la prosperidad en el Hemisferio Occidental. Como es del conocimiento general, el presidente Bush ha insistido siempre en todas sus intervenciones públicas en la necesidad de consolidar las instituciones democráticas y en la impostergable urgencia de dar prioridad en el desarrollo global para que los sectores pobres del continente perciban los beneficios de la democracia.

No es necesario que se haya expresado o sugerido los puntos más urgentes tratados en dicha reunión; pero si la Asamblea de Cancilleres y la Asamblea General de OEA fue celebrada del 5 al 7 de junio en Fort Lauderdale (Florida), su pronta e inesperada visita a la República Dominicana indican que es determinante para Estados Unidos, principalmente, y, para los países que tienen por disposicion de la ONU representación militar en Haití que este asunto de la problemática haitiana, su incidencia en los asuntos políticos y domésticos de la República Dominicana, junto a la situación de alerta que se vive en Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y con menor intensidad pero con mayor preocupación en otros países como Brasil, independientemente de la ya tradicional situación de Cuba, es para considerar la democracia en estado de peligro, porque las injusticias sociales se han definido con mayor precisión, las arbitrariedades, los abusos, la extrema pobreza, el desempleo y el analfabetismo están haciendo estragos en las mayorías nacionales y tienen a sus respectivos gobiernos dependiendo de un Tratado de Libre Comercio que se ha considerado como la panacea y la salvación para garantizar la sobrevivencia de los pobres.

Preciso es recordar que la elección del ministro socialista chileno Don José Miguel Insulza como secretario general de la Organización de Estados Americanos es el resultado de las diferencias existentes entre los Estados Unidos de América y los suramericanos que no pudieron ponerse de acuerdo en dos ocasiones para elegir en dicho puesto a los candidatos que mejores relaciones tenían con Washington.

Definitivamente ya la OEA de una veintena de países quiméricos, soñadores, indianos, mulatos, agricultores, pescadores, revolucionarios, militaristas y esencialmente bohemios que tenía en su sede a hombres distinguidos y cultos como José Antonio Mora, Galo Plaza y otros pasó a ser una organización regional de 34 miembros ideológicamente unidos por una democracia extraña para unos y otros en las relaciones múltiples y bilaterales con los países desarrollados, y socialmente inconformes y desgarrados por la pobreza, la miseria, la explotación, y las enfermedades de todo tipo, en los cuales muchos sectores están dispuestos a cualquier cosa con tal de tener un respiro, un desahogo, un aplazamiento en el exigente cobro de la deuda, un trato justo para el precio de nuestros productos, facilidades para usar la tecnología y las materias primas, derecho a producir los medicamentos esenciales para la salud de nuestros pueblos y la solución inmediata de la problemática haitiana que se ha constituido en una vergüenza para el continente.

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