Demócratas están decepcionados con  Obama tras  descalabro electoral

Demócratas están decepcionados con  Obama tras  descalabro electoral

Washington. EFE. El descalabro electoral demócrata en las legislativas del pasado 2 de noviembre ha debilitado la fe que muchos miembros del partido tenían en el presidente de EE.UU., Barack Obama, y en su equipo, informó ayer el diario Washington Post.

“No parece que haya nadie en la Casa Blanca que tenga la más mínima idea de lo que es pasar las noches despierto y preocupado por el dinero”, dijo al diario el gobernador saliente de Tennessee, el demócrata Phil Bredesen.

“Todos ellos son muy inteligentes y conocen las cifras, pero no las sienten, y creo que la gente lo nota”, añadió Bredesen.

En la misma línea se expresó, desde el anonimato, un antiguo colaborador de Bill Clinton, quien señaló que Obama no se parece a su antecesor demócrata “en el sentido de que no es extrovertido, no le da energía conectar con la gente».   “Tienen que forzarle a hacerlo, ya sean otros o él mismo, y no hay nadie a su alrededor que lo haga. Le complacen, y eso es malo”, indicó.   El propio Obama reconoció, en una entrevista con la cadena CBS emitida ayer, que es posible que haya perdido el “toque especial” que tenía durante la campaña electoral de 2008, o que haya sido incapaz de “vender” bien sus éxitos.   El presidente admitió que su partido resultó castigado en las elecciones porque él basó su liderazgo en la legislación, cuando ser líder también consiste en “persuadir a la gente, darles confianza, y hacerles sentir unidos”, y en “defender los argumentos de manera que la gente los pueda entender».   Pero esa autocrítica no parece calmar los ánimos de los demócratas, forzados a desplazarse a la minoría en la Cámara de Representantes y debilitados en el Senado.   Días después de las legislativas, las alas moderadas y liberales del partido comienzana dividirse.

Perdió la magia

El propio presidente Barack Obama reconoció, en una entrevista con la cadena CBS emitida ayer, que es posible que haya perdido el “toque especial” que tenía durante la campaña electoral de 2008, o que haya sido incapaz de “vender” bien sus éxitos.    El presidente admitió que su partido resultó castigado en las elecciones porque él basó su liderazgo en  legislación.

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