Lo primero que digo al entrar por la puerta cuando inician las clases es: “Todos tienen cien”; me quedo observando las caras de sorpresa de mis estudiantes y les reafirmo, ¡Sí, todos tienen cien! ; Hoy es su primer día de clases, mantener ese cien depende de su desempeño, y de su esfuerzo como estudiante; siempre y cuando yo cumpla debidamente con mi rol de facilitador. Los prejuicios no permiten tratar con justicia a los demás, todos merecemos el beneficio de la duda.
El beneficio de la duda es un principio establecido en la civilización occidental, derivado de la presunción de inocencia establecida por la Declaración de los derechos del hombre, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa (agosto 1789). La absolución por el beneficio de la duda es una sentencia judicial penal absolutoria fundada en la falta plena de prueba sobre la culpabilidad del imputado.
Por lo tanto, la nueva Suprema Corte de Justicia (SCJ) merece el beneficio de la duda, debemos esperar que trabaje, evaluar su desempeño y en base a sus resultados, poner nota. El prejuicio nunca será aliado de la justicia; escucho algunas voces queriendo demeritar al actual presidente de la SCJ, porque tuvo en algún momento afiliación política; esa condición no lo hace ni mejor ni peor que cualquier otro ciudadano dominicano. Mejor quitemos todo prejuicio, esperemos los resultados del trabajo y en base a esto, vamos a crear los juicios de valor… ¿se imagina usted que el primer día de clases yo “queme” un estudiante?
Demos el beneficio de la duda a la nueva SCJ.