Dengue ecología y ambiente

Dengue ecología y ambiente

POR DOMINGO ABREU COLLADO
No faltará el especialista que diga que la enfermedad del dengue no tiene que ver con la ecología y el medio ambiente. Pero antes de que lo diga digamos nosotros algo. Tomando la descripción ecológica del mosquito Aedes aegypti (o Stegomyia aegypti) hecha por la doctora Susana Feldman y los ingenieros Miriam Bueno y Carlos Bisquerra, el lugar de origen del mosquito transmisor del dengue es Africa, con una difusión actual que se extiende por toda América, menos en Canadá, Chile y Uruguay. En Buenos aires y Rosario (Argentina) se encuentra el mosquito, pero no está contaminado con el virus.

La hembra ha sido descrita como “una picadora tenaz” y cuya actividad es generalmente desarrollada en el día. Sus desoves oscilan entre 100 y 300 huevos, dos o tres días luego de alimentarse con sangre, la que le resulta fundamental, no para alimentarse, sino para incubar los huevos.

Cada una de las hembras “preñadas” deposita sus huevos en envases a la sombra, lugares donde se pueda acumular agua, tanto en domicilios como en el área periférica a éstos, utilizando para ello floreros, bebederos, cubetas, charcos y otros depósitos, normalmente de agua lluvia acumulada, pero también de agua depositada por personas, incluyendo el agua para beber.

Las fuentes ornamentales de los parques, las letrinas, cisternas en construcción y las abiertas son también lugares para el depósito de huevos de la hembra Aedes aegypti. También los huecos naturales en los árboles y los depósitos en las ramas de plantas de ramas acanaladas.

Esta hembra, según los especialistas, no vuela mucho. A lo sumo unos 50 metros durante su vida, por lo que se considera que el transporte de los huevos es mayormente pasivo (en recipientes) que el transporte activo que puedan desarrollar los mosquitos.

Estos huevos suelen ser muy resistentes a la desecación, oponiendo resistencia y recurriendo incluso a la humedad mínima para eclosionar.

En los depósitos de agua naturales donde hay peces, los mosquitos tienen menos posibilidades de prosperar, puesto que las larvas son comidas por los peces. Pero donde ha ocurrido que la contaminación ha exterminado los peces, o los ha reducido significativamente en su población, el mosquito tiene mayores posibilidades de crecer en población.

El cambio climático ha facilitado también la proliferación del Aedes aegypti. Según Irina Ize Lema, del Instrituto Nacional de Ecología, de México, “El aumento en el calor no es el único causante del incremento en las infecciones transmitidas por vectores; también las inundaciones y las sequías causadas por el cambio climático permiten condiciones adecuadas para el desarrollo de insectos; por ejemplo, el agua queda estancada formando charcos que son incubadores ideales para el mosquito”.

La cuestión ambiental

Ya sabemos que el mosquito trasmisor del dengue encuentra facilidad de proliferación en las aguas estancadas, más que nada las que se encuentran próximas a las viviendas. Pero ocurre que en Santo Domingo, por ejemplo, hay más agua estancada en pequeños envases tirados a la basura –tales como vasos plásticos, potes, latas, gomas, ollas viejas, calderos y otras basuras– , que la que pudiera estar en verdaderos depósitos controlables con cloro u otras sustancias.

Ello significa que la situación ambiental en Santo Domingo y otras ciudades, donde los componentes de la basura que permanece por días en las calles y patios, facilita la propagación de un mosquito que prefiere esas condiciones, por encontrarse a poca distancia de los sitios habitados.

La falta de higiene ambiental en los dominicanos; la falta de orientación real en relación con la basura producida, es también causa de la propagación del mosquito vector del dengue.

Eso deja claro que si hubiera una política clara de educación en la población, las posibilidades de propagación del dengue se vieran más reducidas, tan solo con ser más limpios y conocer mejor sobre el destino que debe dársele a la basura.

No es diseminar insecticida la solución principal, sino eliminar los millones de depósitos artificiales de desove del vector y aplicar larvicidas en los depósitos naturales. Con ello ganaríamos dos veces: eliminamos las posibilidades del vector y limpiamos el entorno.

Enfermedades que “saben” por viejas

El dengue es una enfermedad acompañada de fiebres que se inicia repentinamente. Es epidémica y contagiosa, aunque no de persona a persona. No solamente la trasmite el mosquito Aedes aegypti, sino también el Aedes albopictus o mosquito tigre.

Cuatro virus pueden causarla, conocidos éstos como DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Cualquiera de ellos causa el Dengue común. Pero una segunda infección con cualquiera de los otros tres causa entonces el Dengue Hemorrágico, pudiendo ser mortal si no se trata adecuadamente.

Esta enfermedad es endémica en algunas zonas de los trópicos (posible que en Dominicana también), y han aparecido ya epidemias en países templados debido al cambio climático. No tiene tratamiento específico ni vacuna. Frecuentemente tiene una evolución entre 6 y 7 días, pero la convalecencia es larga y lenta.

Sus síntomas principales son la fiebre (quebrantahuesos), el dolor intenso en las articulaciones y músculos, la inflamación de los ganglios y la erupción ocasional de la piel.

Si mal nos ha atacado esta epidemia actualmente, bien deberíamos tomarla como alerta a otra posible epidemia que puede incubarse rápidamente por las mismas condiciones en que nos ha encontrado el Dengue. Me refiero a la Malaria, una enfermedad ancestral trasmitida por el mosquito Anopheles, portador del protozoo llamado Plasmodium.

La malaria, contrario a lo que se creía, actualmente se encuentra mucho más extendida que hace 20 años. Según los especialistas, la Malaria enferma cada año cerca de 500 millones de personas, de los cuales cerca de un millón mueren, principalmente niños.

Africa es el continente más afectado, pero es importante que se sepa que en Dominicana la Malaria, aunque se supone controlada, puede reaparecer. Por una causa simple: los mosquitos han desarrollado resistencia a los insecticidas. No existen vacunas ni se prevé que existan en un futuro cercano.

Prevenir algo difícil en RD

Los especialistas sugieren que la mejor medicina en relación con el Dengue (y la Malaria) es la prevención. La educación en la población respecto a medidas personales y colectivas (de barrio y de comunidades), tales como la destrucción de los criaderos y la protección contra las picaduras de los mosquitos de actividad diurna (principalmente) es fundamental para contrarrestar la enfermedad en términos de epidemia.

El uso de mosquiteros, ropas protectoras y repelentes son también de las medidas previsoras que se sugieren.

Realizar encuestas para precisar la densidad de la población de mosquitos vectores, identificar sus criaderos y poner en práctica programas para su eliminación deberían ser actividades que los responsables de Salud Pública debieron estar poniendo en práctica hace tiempo. Ya advertimos sobre la Malaria.

En cuanto a los pacientes, aunque son enfermedades que no se transmiten de persona a persona, su aislamiento evita que sean picados por mosquitos vectores que van a llevar la enfermedad a personas sanas. El enfermo infecta al mosquito desde el día anterior del inicio de la fiebre hasta el final del período febril (5 días promedio). Los mosquitos se vuelven infectantes de 8 a 12 días después de sorber la sangre, y así continua toda su vida. Preferiblemente deben colocarse telas metálicas en las ventanas y puertas de la habitación y mantener la zona fumigada.

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