Se supone que el presidente de la JCE, Julio César Castaños Guzmán, convenció en un encuentro reciente a los representantes de los precandidatos y delegados del PLD y el PRM de que el voto que se ejercerá en las primarias del 6 de octubre es secreto, por lo que les dio seguridades de que ese derecho constitucional será garantizado. Si eso es así, si es verdad lo que proclama a los cuatro vientos y con tanta confianza el presidente del organismo electoral, no debería tener sentido la denuncia de Alexis Lantigua, miembro del Comité Central peledeísta, de que beneficiarios del Sistema Único de Beneficiarios (Siuben) son amenazados con ser despojados de las tarjetas Solidaridad que poseen si en las primarias no votan por el expresidente Leonel Fernández. ¿Cómo se sabría que esos beneficiarios votaron por el exmandatario o por cualquier otro de los precandidatos? ¿O eso se está haciendo porque los coordinadores del Siuben que según Lantigua han estado contactando a los portadores de tarjetas apuestan a la ignorancia de esos infelices y su miedo a perder esa interesada dádiva? La denuncia del Viceministro de Políticas Sociales del Ministerio Administrativo de la Presidencia puede considerarse una expresión de las tensiones propias de la lucha por la candidatura presidencial entre danilistas y leonelistas, pero también puede decirse que sorprende, pues ha sido el sector del expresidente Fernández el que más se ha preocupado por el secreto del sufragio desde que la JCE decidió utilizar el sistema de voto automatizado en las primarias. Y la razón es muy sencilla: sabe que tiene a todo un gobierno en contra, y lo que eso significa. Aunque, sabiendo de lo que son capaces unos y otros, podríamos concluir que esa denuncia se produjo porque el danilismo se molestó cuando se dio cuenta que los leonelistas se les adelantaron con la “estrategia”, conscientes de que en la guerra que se está librando cualquier ventaja cuenta.