Denuncian deterioro de opositores presos en Nicaragua

Denuncian deterioro de opositores presos en Nicaragua

Familiares de opositores presos en Nicaragua desde mayo, en el marco del reciente proceso electoral, denunciaron el sábado un “preocupante deterioro” en la salud de los detenidos y pidieron al gobierno de Daniel Ortega su “liberación inmediata y sin restricciones”.

En un comunicado distribuido a la prensa, los familiares dijeron que persisten los interrogatorios constantes, las restricciones de alimentos y el “aislamiento permanente”, en especial en el caso de cuatro líderes opositoras “confinadas en celdas solitarias”.

“Mi marido perdió 31 libras desde que fue capturado hace cinco meses”, dijo a The Associated Press Deyanira Parrales, esposa del ex vicanciller sandinista Víctor Hugo Tinoco. “No nos permiten entregarle alimentos y los productos de higiene los restringen. Le llevamos 10 mascarillas por semana y sólo le entregan una”, agregó.

Parrales vio a Tinoco el lunes, cuando las autoridades del penal capitalino conocido como “El Chipote” autorizaron la tercera visita. Allí están recluidos 39 opositores detenidos desde fines de mayo, incluyendo a siete líderes políticos que aspiraban a la presidencia en los cuestionados comicios del pasado 7 de noviembre, en los que Ortega se reeligió para un cuarto mandato consecutivo.

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“Los interrogatorios a mi esposo continúan a diario, no se le permite asistencia de su abogado y casi no recibe sol. Su deterioro se refleja en que ahora debe tomar dosis doble de medicamentos ansiolíticos, antidepresivos y anti-hipertensivos”, expresó Parrales, quien demandó al gobierno “la libertad inmediata” de Tinoco, cuya hija padece de cáncer y necesita sus cuidados.

En su comunicado, los familiares denunciaron que los reos de conciencia sufren “un frío lacerante durante las noches”, pues no se les permite entregarles ropa de cama, frazadas ni abrigos. A algunos presos los mantienen “con las luces encendidas las 24 del día, mientras otros se encuentran en penumbra”, dijeron.

“La mayoría de las celdas son pequeñas, con camas de concreto cuyas colchonetas están deterioradas por el uso constante, esto les ocasiona lesiones en la piel y dolores musculares”, denunció el texto. Permanecen bajo constante vigilancia policial, sin acceso a libros, noticias ni otra actividad “que les vincule al mundo”, acotó.

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