Denuncian ruido y malas costumbres intranquilizan familias Zona Colonial

<P><STRONG>Denuncian ruido y malas costumbres intranquilizan familias Zona Colonial</STRONG></P>

Los párrocos de 12 iglesias, dos santuarios y cinco templos, así como vicarios y capellanes, de la Zona Colonial, denunciaron hoy que las autoridades están otorgando permisos sin control, para la operación negocios en esa zona, lo que ha llevado la intranquilidad y el desasosiego a las familias que residen desde hace décadas en el lugar.

Denunciaron que el descontrol en el otorgamiento de permisos para el funcionamiento de restaurantes, bares, cafés y discotecas en la Zona Colonial, ha llegado tan lejos que se han instalado bares y discotecas a pocos metros de la Iglesia Nuestra Señora de La Altagracia, donde los potentes equipos de música están impidiendo el buen convivir.

Los curas firmantes de un documento, dado a conocer en conferencia de prensa celebrada en la Iglesia Nuestra Señora de La Altagracia, afirman que la situación imperante en la Zona Colonial, intranquiliza a los ciudadanos que tienen el derecho de vivir en paz.

Los religiosos se preguntan que cómo es posible y bajo cuáles requisitos serían instalados estos comercios, sin miramientos a los permisos, que según ellos, no cuentan con ningún tipo de regulación.

“La Zona Colonial de Santo Domingo, está cada día más abierta a los centros de diversión y a menos espacios donde las familias puedan compartir sanamente”, deploraron los párrocos.

Señalaron que a altas horas de la noche, en el lugar se escuchan a un alto volumen la música procedente de estos negocios de expendio de bebidas alcohólica. También denunciaron el uso de estupefacientes, la práctica de la homexualidad y el menosprecio de las buenas costumbres.

Además denunciaron el irrespeto a los espacios de estacionamiento, ocupación de las aceras, de las puertas de las iglesias y de los garajes para estacionar que se roban los visitantes a las discotecas, impidiendo la entrada a los residentes;  bocinazos y desactivación de las alarmas de vehículos, derraman basura en las calles, rompen botellas, se orinan en las puertas y paredes de casas de familia y de la iglesia, concluyeron.

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