Denunciantes, ¿héroes o traidores?

Denunciantes, ¿héroes o traidores?

WASHINGTON. AFP. Desde Daniel Ellsberg a Edward Snowden, incluyendo también a Bradley Manning, los denunciantes que revelan secretos más o menos bien guardados arriesgan su libertad por lo que ellos estiman es la defensa de los derechos individuales y el bien común.

Tras la salida de las sombras de la fuente que reveló el empleo de programas de vigilancia de las telecomunicaciones que llevaba a cabo Estados Unidos, las opiniones se dividen a la hora de calificar a estos «alertantes», en un momento en que comienza el juicio en contra de uno de ellos, el soldado Bradley Manning, que entregó cerca de 700,000 documentos confidenciales a la página WikiLeaks.  

¿Son patriotas que se sienten obligados a publicar informaciones que provocan indignación, a las cuales tuvieron acceso por su oficio? ¿O al contrario son individuos ávidos de reconocimiento público que colocan a su país en peligro?   Edward Snowden, un joven estadounidense de 29 años, que ejercía como consultor en la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), divulgó gran cantidad de información sobre los programas secretos de monitoreo del gobierno.  

Según el diario inglés The Guardian, medio que publicó sus filtraciones, Snowden será recordado como «uno de los denunciantes más significativos» de la historia de Estados Unidos.   Para Daniel Ellsberg, responsable de la filtración de los papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam, «nunca en la historia estadounidense ha habido una filtración tan importante», según escribió en su columna en el diario británico.   Además Ellsberg agregó en su nota en The Guardian que la filtración de Snowden mostró a «los programas de monitoreo como lo que son: peligrosos y anticonstitucionales».

 «Hace falta mucho valor». «Esto no es algo que uno elija hacer, es algo que uno debe hacer», dijo a la AFP Peter Van Buren, exfuncionario del Departamento de Estado, quien también filtró documentos clasificados.

 «Yo se que hace falta mucho valor para hacer lo que Snowden hizo, además de voluntad para dejar todo: su vida, su libertad, por otra cosa que es mucho más importante para él. Si esto no es la definición de patriotismo, hay que preguntarse cuál es entonces», agregó.

 «Sin denunciantes no se habría sabido nunca (el escándalo de la prisión de) Abu Ghraib, nunca se habría sabido de las prisiones secretas de la CIA ni de los escándalos de las escuchas durante la administración Bush», advirtió Ben Wizner, director de la poderosa Unión Estadounidense de la Defensa de las Libertades (ACLU, por sus siglas en inglés).  

«Las filtraciones son una característica de las democracias y no una enfermedad», dijo Wizner a la AFP.   «Siempre hemos contado con las filtraciones como un método para dar al público una versión no oficial de un hecho», ya que sin ellas, «el pueblo quedaría en la ignorancia con respecto a temas importantes», añadió. 

Además precisó que en muchos idiomas no existe una palabra para calificar a estos denunciantes y que los giros de la semántica hacen que en idiomas como el francés se utilice la palabra ‘informador’ (informateur) y en alemán ‘traidor’ (Geheimnisverräter).

 El término denunciantes es a menudo objeto de diferencias, y se aplica a los alertantes sin importar su grado de fragilidad o el nivel de imprudencia de sus filtraciones.

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