Tuvieron que pasar 56 años para que los Denver Nuggets conquisten su primer campeonato de la NBA, pero tan pronto como la próxima temporada, podrían lograr su segundo, y no se sería descabellado pensarlo, pues tienen todo lo que un equipo necesita para ganar dos títulos consecutivos, e incluso, son una potencial amenaza para ser la próxima gran dinastía de la liga.
Cuando se piensa en las grandes dinastías que han pasado por la NBA, rápido se recuerda a una de las más icónicas, la de los Bulls de Chicago de los años ’90 cuando ganaron seis títulos, o, se menciona a la más reciente, la de los Golden State Warriors, que comenzó en el 2015, logrando cuatro campeonatos hasta el 2021 con seis finales. Curiosamente, Denver tiene algunas cosas en común con estas dos dinastías mencionadas.
El éxito de los Bulls comenzó en el 1990, sin embargo, su primer movimiento con miras a ser un equipo invencible fue siete años antes, cuando seleccionaron a Michael Jordan en el draft de 1984. El dominio de Golden State comenzó en el 2015, pero su jugador franquicia, había sido reclutado seis años antes, cuando tomaron en el draft a Stephen Curry en el 2009.
En el caso de Denver, aunque su primer título llegó en este año, su primera siembra fue hace nueve años, cuando seleccionaron a Nikola Jokic en el draft del 2014. ¿Algo coincide cierto?.
Los equipos que termina convirtiéndose en dinastía, rara vez se forman de un año para otro. En el pasado reciente se han formado varios «superequipos» de forma rápida, pero ninguno ha podido consolidarse, y la mayoría han terminado rotos en poco tiempo.
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Sin embargo, los equipos que poco a poco van uniendo sus piezas, llenando cada hueco, y sobre todo, creando un esquema de juego único, que sea eficiente independientemente de la estrategia del contrario, y por supuesto, teniendo al menos un jugador con cualidades de superestrella, son los que eventualmente pueden convertirse en una dinastía.
Denver tiene al que muy probablemente sea el mejor jugador de la NBA actualmente, Nikola Jokic, cuyo juego es casi imposible de descifrar y por ende, difícil de contener.
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Y como toda dinastía, Denver tiene a un hombre que está consciente que no es el mejor jugador del equipo, pero que siempre está preparado para dar destellos de grandeza cuando sea necesario, ese es Jamal Murray.
Murray es a Jokic lo que Klay Thompson para Stephen Curry o Scottie Pippen para Michael Jordan. Es el Robin de Batman, un chico que podría ser el astro principal de muchos equipos, pero dejó su ego en la puerta y decidió que las cosas funcionaran en Denver.
En sentido general, todos los titulares de Denver Nuggets tienen 30 años o menos. Tiene a un superastro que lidera el equipo, una segunda opción élite, y un grupo de jugadores destacados que desempeñan papeles protagónicos desde su rol, por lo que están más que artillados para seguir peleando por el título al menos en par de temporadas más.
Contrario a la mayoría de los equipos contendientes que tiene la NBA actualmente, Denver no tiene preocupación con perder a una de sus figuras importantes, y ya con la experiencia de un campeonato, le será más fácil a la franquicia retenerlos.