Deo Volente, Balaguer mediante

Deo Volente, Balaguer mediante

La titulación de esta entrega es un relicario del famoso artículo escrito por el brillante periodista y letrado Miguel Ángel Prestol, cuando el presidente Joaquín Balaguer, por ese morbo tan consustancial suyo de mortificar, impedía y/o  demoraba el inicio de circular el vespertino La Noticia.

En vez del tradicional Dios mediante, cuando se aprestaba a alguna acción una persona, Prestol lo sustituyó por Balaguer mediante.

El introito para recibir con euforia el magnífico tomo de 750 páginas alusivo a la obra poética y literaria del doctor Balaguer que ha publicado la Fundación que ostenta su nombre, al cuidado del escritor Cándido Gerón.

La presentación de la obra la escribe el doctor Jorge Tenas Reyes, consagrado literato y balaguerista de vieja data.

Cándido Gerón, que nunca ha sido abanderado de ninguna carpa política, para así, como el suscrito, preservar su autonomía de criterio, trató en la intimidad al doctor Balaguer, explayándose ambos en largas parrafadas pletóricas de ocurrencias, vivencias, genialidades y anécdotas riquísimas, que el destacado hijo ilustre de Sabana de los Muertos (Villa Altagracia) aprisionó en su memoria paquidérmica, idéntica a la de su amigo a quien perfiló ya antes en un glosario poético traducido por Claude Couffon.

El rico volumen inserta perlas prácticamente desaparecidas del mundillo literario vernáculo, como Claro de Luna, Azul en los Charcos, y la polémica Tebaida Lírica, manojos de versos y prosas que el doctor Balaguer escribió cuando era apenas un adolescente en Santiago de los Caballeros, y en la cual radiografió su recio carácter que no varió un ápice en el discurrir de su luenga existencia de 94 años.

“Abro el paréntesis para llenarlo de odio y gratitud. Odio a los que en plazas y corrillos me combatieron acerbamente; odio a los poetas afeminados que envidian la virilidad de mi arte; odio al que escondió en el bouquet de rosas de un elogio una mal disimulada flor de envidia, odio a los consagrados que no han querido tenderle mano al jovenzuelo imberbe que los abruma con su orgullo, y odio finalmente a todos a los Pachecos (aristócratas presuntos) que no atreviéndose a combatirme con la pluma se encogieron de hombros cuando vieron al mozuelo audaz cruzar tras la apolínea caravana”.

En su poesía, canto de sangre y juventud, reafirma su vocación firme, su voluntad de acero Solingen al expresar:

“Yo no le temo a nada porque soy bravo y fuerte

porque llevo una espada y un vibrante laúd:

con mi laúd me burlo del Dolor y la Muerte

y con mi espada exclamo: Paso a la juventud”

En la prosa introito de Tebaida Lírica, como en esta poesía, el doctor Balaguer, desde su mocedad, reveló el temple de su carácter, debo insistir, que fue el mismo que calcó cuando por 32 años sirvió en la Era de Trujillo y luego por 22 años más en su siete cuestionables regencias constitucionales que pendularon entre las grandes obras de infraestructuras, el despotismo ilustrado de Luis XIV y los excesos de crímenes y peculado.

El doctor Balaguer, como poeta tuvo sus logros incuestionables, aunque no la vibración y trascendencia de los dioses mayores del parnaso criollo, Fabio Fiallo, Salomé Ureña, Arturo Pellerano Castro, Federico Bermúdez Osvaldo Basil, Virgilio Díaz Ordóñez, Domingo Moreno Jiménez, Freddy Gatón Arce, Manuel Cabral (Cunito), Héctor Incháustegui Cabral, Franklin Mieses Burgos, Antonio Fernández Spencer, Juan Goico Alix y Héctor José Díaz.

Los artículos escritos por el doctor Balaguer en el diario La Información en la década de los años 20 del siglo XX, perfilan al literato en ciernes que prosiguió cultivando el intelecto y libando la savia nutricia de la cultura epocal hasta prácticamente el final de su existencia tan controversial en la literatura y la poesía, como en la política, que es el desideratum de todos los hombres.

El doctor Balaguer, contrario al criterio de no pocos, nunca escondió su carácter, que es el dinamo de donde surgen todas las actitudes, y como un negativo que luego se transforma en fotografía, en su poesía Epinicio Triunfal, se autodescribe:

“Mi esfuerzo es de titán: nada me abate porque soy como un Hércules mancebo y si a veces me arrastro en el combate es para herir al que a mi planta llevo”

Nada ocultó nunca este ser humano extraordinario, que arbitró los relámpagos del mando por más tiempo que ningún otro gobernante vernáculo y que no tendrá reprisse en nuestro ámbito nunca porque sumarizaron 54 años en total.

Inclusive en su famosa visita a Cuba en 1936, en misión oficial cuando el exiliado Juan Bosch intentó convidarle a que se quedara y desertara de la tiranía, le expresó sin ambages que esperaría que el mango goteara de la mata, pero lo esperó en la sombra del poder, disfrutando sus mieles y aprendiendo la hermenéutica de esa gramática parda que es gobernar.

Joaquín Balaguer, Escritos juveniles en versos y en prosa, así se intitula esta obra estupenda, de consulta, es un homenaje que la Fundación Joaquín Balaguer, INC. publica al cumplirse el 103 aniversario del nacimiento del etnarca más ilustrado y que por mayor tiempo condujo el destino de los dominicanos.  

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