¿Depender de esa ayuda?

¿Depender de esa ayuda?

Es increíble cómo todavía en este país es tan imprescindible el uso de las trabajadoras domésticas, siendo este creo que ya el único país del mundo que hace provecho de este tipo de servicios de manera común y corriente en casi todas las clases sociales.

La realidad es que esto es lo que yo particularmente llamo necesario para poder estar más cómodos en nuestro hogar, más relajados para sobrellevar el trabajo profesional, la atención a los hijos y la relación de pareja.  Y es que no hay nada más bueno, que llegar a tu casa luego de una larga jornada laboral y encontrar tu casa limpia, la comida lista y la ropa lavada y planchada. De que es bueno y cómodo lo es, pero de ahí a depender encarecidamente de otra persona para lograr todo esto, no lo encuentro para nada prudente ni menos correcto.

No voy con esa parte de la sociedad de no vivir sin ellas y hasta de llegar a tolerar todo tipo de indisciplinas por no prescindir de sus servicios. Hasta ahí no… Cada vez que veo o escucho este tipo  de expresiones y comportamientos por parte de esos dueños de hogares, me pregunto cuándo fue que esta generación se volvió tan limitada en sus capacidades y habilidades  multifuncionales; y me dan deseos de enfrentarlos a ver si se han cuestionado cómo se hicieron sus padres cuando no contaban con esa ayuda, o sus abuelos; o cómo se hacen en otros países personas de carne y huesos igual que todos que también trabajan, tienen hijos y esposo y no tienen a nadie en su casa para que les haga nada, y lo mejor es que sobrevivieron y que siguen sobreviviendo muchos con matrimonios eternos e hijos sumamente hogareños y paternales.

No está demás reconocer, y darles el bien merecido crédito a las trabajadoras domésticas, de que hacen unos de los trabajos más agotadores, porque la faena de ama de casa no es nada fácil.

Es admirable cómo muchas cuidan de la familia, encargándose de su alimentación, de la higiene del hogar y la ropa, y hasta de la atención de las mascotas y de las plantas.

Y muchas hasta se convierten en una especie de segunda madre para los niños, o en el soporte de ancianos en la última etapa de sus vidas.

Sin embargo, a pesar de que estamos en una sociedad que no puede subsistir sin esta ayuda en los hogares, y que hasta eres mal visto si decides no contar con estos servicios en tu casa o no querer delegarles ciertas cosas porque optas por asumirlas tú; no pasa un día sin que escuche en todas las redes sociales y grupos de WhatsApp, miles de quejas e inconformidades por ellas, sobre todo de aquell@s dependientes, los cuales las definen como un mal necesario.

No concibo depender de nada y menos de nadie, y no concibo cómo hay quienes lo hacen; pero aunque respeto las preferencias y prioridades de cada quien, menos concibo volcar toda mi vida, mi organización, mis responsabilidades laborales, el cuidado de mis hijos, y hasta mi estabilidad emocional, en una persona que a pesar de implicar muuuchos gastos “extras”, también te puede hacer pasar tragos muy amargos, cuando se ausenta el día que más la necesitas o hasta te renuncia sin previo aviso cuando menos te lo esperas. ¿Así prefieres depender de esa ayuda?

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