Dependido y dependiente en una danza torturante

Dependido y dependiente en una danza torturante

Una situación de dependencia va más allá de los cuidados.

Cuando hay que atender a una persona que no puede bastarse a sí misma se puede crear una situación de dependencia donde el cuidador tiene que cambiar su vida.

Antes las situaciones de vejez, de enfermedades naturales e irreversibles de la vida, se pueden presentar signos y síntomas bastantes incómodos de tener. En una de esas circunstancias una persona puede necesitar de un cuidador parcial o totalmente, por un período de tiempo leve o prolongado o por toda la vida.

Durante y después de cuidar a un anciano, a un enfermo de cáncer, Alzheimer o Parkinson, un politraumatizado paralizante, etc., podemos tener cambios en nuestro estado de ánimo que pueden afectarnos significativamente.

Cuando hay que atender a una persona que no puede bastarse a sí misma, se puede crear una situación de dependencia donde el cuidador empieza a presentar cambios drásticos en su libertad, sus metas y hábitos personales; empieza a cambiar su privacidad, sus entretenimientos, sus actividades sociales, su trabajo; en general, se empiezan a romper sus límites emocionales.

Una situación de dependencia, definimos como la contingencia que se da entre un dependido y un dependiente en que el segundo, en estado de indefensión, priva de libertad al primero, convirtiéndolo en una especie de esclavo, haciéndole responsable de él.

Dinámica

El dependido siente que el dependiente actúa como si sus necesidades estuviesen por debajo del segundo, y que este sólo disfruta o satisface sus necesidades a través de él, generándole pérdida de su calidad de vida.

Según va avanzado el tiempo, el cuidador -en pos de bienestar- empieza a buscar un estado de relajación automático que el dependiente percibe como un proceso de alejamiento o distanciamiento dependiente, al que reacciona con miedo, o espanto o pánico, producto del temor a la soledad o al abandono o a la indiferencia, ante lo cual demanda más cercanía del cuidador magnificando y exagerando sus dolencias y quejas naturales.

Cada intento de alejamiento del cuidador es percibido por el dependiente como amenaza, como peligro de separación.

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