Hoy 
POR DIEGO PESQUEIRA
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez afirmó ayer que cuando las diversas instancias de un gobierno son secuestradas por la ineptitud, la incapacidad, el desorden y la complicidad, no puede pedirse al pueblo que sea ejemplo de civismo.
En la homilía pronunciada en la iglesia La Paz, en ocasión del Día del Poder Judicial, el prelado explicó que con gobiernos «como hemos tenido que soportar en épocas no muy lejanas, no se le puede pedir a un pueblo que se esmere en practicar las virtudes humanas y cívicas porque lo que se le está enviando desde el poder es un mensaje totalmente adverso y sumamente provocante y peligroso».
Agregó que en la actualidad lo que más preocupa al ciudadano común, además de la subsistencia es su propia seguridad, gravemente amenazada hoy por la ola de delincuencia, crímenes, atracos y violencia en general que se ha hecho sentir en el país en los últimos tiempos.
Sostuvo que con relación a los hechos delictivos registrados en el país, por los cuales hay detenidos, hay otros cómplices que, a pesar de lucir «muy tranquilos y seguros, pueden correr la misma suerte».
Agregó que «hay por ahí fabulosas fortunas cuyo origen es muy dudoso, que sería muy útil investigar».
A su juicio tantos los jueces como los fiscales deben tener plena conciencia de que cuando se llega a los niveles de «bajeza a que hemos descendido», tienen que aparecer hombres y mujeres con gran dignidad, capacidad, valor y sentido de justicia, que comiencen a poner orden en lo que definió como «gran desorden institucional que hemos caído».
No obstante, el cardenal López Rodríguez estimó que el país ha comenzado una nueva etapa de su vida republicana. «Yo quiero pensar que la justicia dominicana está a la vanguardia en esta difícil y larga tarea».
Pidió a los jueces y profesionales del derecho, enfrentar con desafío la justicia dominicana durante el año que se inicia, en un país «que en los últimos años se corrompió, fue hipotecado, se envileció y se pervirtieron varias instituciones llamadas a defenderlo».
En cuanto a la reforma procesal dijo que muchos jueces y abogados, acostumbrados a otras prácticas por décadas, si no estudian el nuevo texto y su contenido, no están en condiciones de aplicarlo, «y es probable que se amparen en algunas disposiciones y normas novedosas descuidando otras que tienden a prevenir decisiones absolutamente inadmisibles en favor del acusado, cuando hay evidencias indiscutibles de la comisión de un crimen u otro delito».
A la misa asistieron el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, y los demás integrantes de ese tribunal; el procurador general de la República, licenciado Francisco Domínguez Brito, y jueces de diferentes provincias.
