Depresión y distancia entre hijos y padres, mayor causa consultas

Depresión y distancia entre hijos y padres, mayor causa consultas

Con la pandemia, niños y adolescentes que ya presentaban problemas agravaron y otros debutaron por el miedo y el encierro, el gran grueso fue impulsado a ir, una minoría lo pidió.

Aunque la pandemia aumentó las consultas por salud mental en todos los rangos de edad, el grueso más afectado son los adolescentes entre 11 y 16 años, sobre todo las hembras y las mayores causas son la depresión y el distanciamiento de los padres.

La sicóloga clínica Milena Ortiz explica que antes de la enfermedad, los progenitores solían llevar más a sus hijos menores a consulta para trabajar la rebeldía, comportamiento que aclara es esperado y común en esta etapa pero luego de la covid-19 imperan además la poca comunicación e interacción.

Como ejemplo de esto, cita que después del Sars-cov2, virus que produce esta nueva patología, muchos han podido identificar que sus hijos suelen pasar más tiempo centrados en las pantallas, la tecnología relega las relaciones con los miembros del hogar.

Así, ese comportamiento provoca un distanciamiento, tanto emocional como presencial, altera la dinámica familiar, que la especialista sugiere manejar con tácticas adecuadas para no lesionar más la convivencia y sobre todo, la salud mental del menor. Para esto es esencial una intervención correcta del profesional.

Ortiz atribuye el aumento de consultas a que los padres tienen mayor conocimiento sobre la salud mental y su importancia y por esto, están más atentos al estado de ánimo y comportamiento de sus hijos y claro, el virus manifestó comportamientos muy evidentes y preocupantes.

Las cifras crudas

Las estadísticas oficiales arrojan que de los adolescentes tratados en medio de la pandemia, alrededor del 51% ya presentaba dificultades conductuales y/o emocionales y agravó con la situación sanitaria, por el temor y el confinamiento.

El resto fue afectado de modo directo por los efectos del nuevo coronavirus. Esto incluyó renuencia a reanudar actividades cotidianas, a dejar el encierro y apego a las pantallas.

En ambos casos padres identificaron estos problemas y solicitaron ayuda pero las cifras de afectados podría ser mayor, por la cantidad de familias que no obtuvo atención, lo que aumenta el riesgo.

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