Derechos humanos «a la carta»

Derechos humanos «a la carta»

MELVIN MAÑÓN
Estados Unidos auspició y logró en Ginebra otra resolución de condena a Cuba por parte de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU que contó con el respaldo de 21 países a favor y 17 en contra. La RD se abstuvo. Estados Unidos -por otra parte- da acogida temporal a Luis Posada Carriles, acusado y convicto de terrorismo por la explosión que derribó en el aire un avión de pasajeros de Cubana de Aviación en 1976 y en el que murieron todos sus ocupantes. Nos estamos volviendo locos en el descaro y el irrespeto, que han llegado a niveles de protagonismo asfixiantes. La imagen de los hechos reemplaza la realidad de éstos. El mundo entero convertido en un enorme proyecto publicitario. Tal vez estoy equivocado y esto de ahora es solamente más de lo mismo de antes.

Estados Unidos, líder autoproclamado de la lucha contra el terrorismo, ha impuesto esa agenda incluso a países que no están expuestos a ninguna amenaza y/o cuyos problemas de seguridad y orden público marcha por otros derroteros. Sin embargo, acoge en su territorio a Posada Carriles, que es un terrorista. Pero, ahhh, ese es un terrorista de los buenos, «a la carta», que trabaja contra los malos. Dijo el abogado de Posada que su reclamación de asilo se basaba en los más de 40 años de lucha anticomunista de Posada Carriles en defensa de los intereses de los Estados Unidos. Equiparando una cosa con la otra, regresamos a aquella historia de un Presidente norteamericano que informado sobre la condición de SOB (en español HDP) de un empresario, creo que era el jefe de la General Motors, tranquilizó a su interlocutor diciéndole: sí, pero él es nuestro SOB.

¿Cómo puedo yo, ni nadie, creer en la sinceridad de Estados Unidos? Cuando un árabe, un negro, indonesio, pakistaní, iraní, turco o alguien que en alguna parte del mundo tenga al menos un lejano olor, un distante vínculo o una aún más dudosa afiliación a las fuentes del terrorismo actual se le persigue, se le encarcela y se le tortura bien sea en Guantánamo, Abu Ghraib o cualquiera de los recién habilitados locales de tortura. Queda preso, mal preso, sin abogados, derechos ni esperanzas. Pero los terroristas míos no se persiguen ni mis abusos se denuncian. Los que practican el terrorismo a mi favor –como Posada Carriles– tienen la opción de pedir asilo y hasta de beneficiarse de un indulto cómplice otorgado por una insensata y corrupta que en estas tierras de nadie y con el nombre de Mireya Moscoso llegó a ser Presidente de Panamá. Mis terroristas son míos y los protejo y amparo cuando asesinan palestinos, cuando abusan de mujeres, asesinan prisioneros afganos, masacran civiles iraquíes, tirotean periodistas y obligan a los niños a comer arena del desierto después y también antes de abofetearlos.

Yo protejo a mis terroristas y persigo a los ajenos. Pero además me permito condenar a Cuba por violaciones a los derechos humanos. El derecho internacional «a la carta».

Estamos violando los derechos humanos de miles de prisioneros musulmanes y otros que no lo son pero de quienes sospechamos que pueden tener vínculos con el terrorismo. Que Estados Unidos promueva una condena Cuba por violación a los derechos es una absoluta burla. Una falta de respeto a toda noción de derecho, historia o sentido común. Una gestión publicitaria engañosa. Vendo productos que no tienen lo que publicito y sí tienen sustancias dañinas que oculto.

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