Derechos humanos originan discordia Cuba

Derechos humanos originan discordia Cuba

MIAMI (EEUU) (EFE).- El respeto a los derechos humanos en Cuba, o su ausencia, volvió a convertirse este año en foco de enfrentamientos diplomáticos entre el gobierno cubano y otras naciones latinoamericanas, en esta ocasión con México y Perú.

Los gobierno de Perú y México anunciaron que retiraban a sus embajadores de Cuba, y en el caso mexicano también la expulsión del representante diplomático de La Habana, después de que el presidente cubano, Fidel Castro, atacase a algunas naciones latinoamericanas por criticar la situación de los derechos humanos en la isla.

En su tradicional discurso del Primero de Mayo, Castro fue especialmente duro con esos dos países, a los que acusó de seguir las directrices de Estados Unidos en esta cuestión.

Cuando se cumplía un año del encarcelamiento de 75 disidentes, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU aprobó el 15 de abril pasado una resolución que «lamentaba» las condenas a los opositores y pedía a La Habana colaborar con la representante especial de la Comisión para Cuba, la magistrada francesa Christine Chanet.

México y Perú estaban entre los 22 países que apoyaron el texto, presentado por Honduras, según La Habana, a instancia de EEUU.

Además de volverse a negar a cooperar con la ONU en este aspecto, el gobierno cubano, a través de su canciller, Felipe Pérez Roque, ya había denunciado la «doble moral» de los países que se prestaron a la «maniobra» estadounidense contra la isla y había arremetido especialmente contra el presidente hondureño, Ricardo Maduro.

El gobierno de Maduro eludió en su día el enfrentamiento diplomático y respondió que su apoyo a la resolución de condena a Cuba no tenía porqué afectar a las relaciones mutuas.

En la misma línea respondió hoy Guatemala, otro de los países latinoamericanos que votaron contra Cuba, y que parece no haberse sentido aludido por las palabras de Castro.

El vicepresidente guatemalteco, Eduardo Stein, dijo hoy que su gobierno respeta la decisión de México y Perú de retirar a sus embajadores en Cuba, pero dijo que no adoptará esa medida ni alterará sus relaciones diplomáticas con la isla.

«En la medida en que no ha habido una alusión directa, nosotros no tenemos que asumir ninguna otra posición», indicó Stein, cuyo país restableció relaciones diplomáticas con Cuba en 1997, tras haberlas mantenido congeladas desde 1960.

Una posición radicalmente contraria adoptó hace dos años el gobierno de Uruguay, que rompió sus relaciones diplomáticas con Cuba (16 años después de reanudarlas) cuando Castro calificó a su presidente, Jorge Batlle, de «trasnochado y abyecto Judas», por apoyar una resolución similar en la Comisión de Derechos Humanos. También el presidente saliente de El Salvador, Francisco Flores, se ha negado a reanudar las relaciones con Cuba (suspendidas desde 1961), tras protagonizar un enfrentamiento verbal con Castro en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá en 2000.

Sin llegar a tanto, los gobiernos de México y Perú no pasaron por alto las últimas palabras de Castro.

Al gobierno del presidente mexicano, Vicente Fox, lo acusó de «convertir en cenizas» el prestigio e influencia ganados por ese país, y del ejecutivo del peruano Alejandro Toledo dijo que «constituye un ejemplo del grado de abyección y dependencia».

El canciller peruano, Manuel Rodríguez Cuadros, consideró que la retirada definitiva del embajador en Cuba, decisión en la que participó directamente Toledo, es «una decisión firme pero serena» a los «agravios» de Castro.

«Las relaciones internacionales se basan en principios de respeto aún en las discrepancias», y las palabras del presidente cubano son «agraviantes», dijo Rodríguez, cuyo gobierno anunció que disminuirá a encargado de negocios el rango de su representación diplomática en Cuba y retirará «definitivamente» a su embajador.

El canciller mexicano, Ernesto Derbez, aclaró que la retirada de su embajadora en La Habana, Roberta Lajous, y la expulsión del representante diplomático cubano en México no supone una ruptura de relaciones con Cuba, sino una reducción del nivel diplomático.

Derbez indicó que su Gobierno aguarda una reacción de Cuba y que Lajous ya ha regresado a México, mientras que al embajador cubano en México, Jorge Bolaños, le han dado 48 horas para abandonar el país. El consejero político cubano, Orlando Silva, partirá hoy a La Habana tras ser declarado «persona non grata».

El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, elogió las medidas anunciadas por Derbez -que canceló su viaje a Washington debido a esta crisis- y las consideró «apropiadas» al «comportamiento escandaloso» del gobierno de La Habana.

Para México, las críticas de Castro se sumaron al roce que ya mantenían ambos gobiernos por el caso del empresario argentino-mexicano Carlos Ahumada, al que La Habana deportó la semana pasada tras considerar que se trataba de un asunto político, valoración que no agradó nada a las autoridades mexicanas.

Ahumada, acusado de fraude, ha sido involucrado en actos de corrupción con miembros del Partido de la Revolución Democrática, que gobierna Ciudad de México, y ha sido el detonador de un enfrentamiento entre las autoridades federales y el alcalde de la capital, Andrés Manuel López Obrador.

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