Hace unos días, el pasado 10 de diciembre, se cumplieron 60 años de la Proclamación de la Carta Internacional de los Derechos Humanos en París. Sin dudas fue un hecho relevante que ha sido trascendente y de gran importancia en el mundo de hoy.

Para muchos no ha pasado de ser letra muerta y, en el mejor de los casos, tan solo un factor de referencia demagógica válido para otros pero no para ellos. Los ejemplos están ahí.

En la República Dominicana ha sido un tema de permanente presencia y debate. Es cierto que es mucho lo que queda por avanzar y diversos los factores que deberán ser sometidos a la obediencia de lo que ha sido universalmente aceptado como “derechos humanos”.

Sin embargo, con frecuencia se pasa por alto que en nuestro mundo también hay una gran parte de la humanidad en la que sobreviven “humanos sin derechos”.

Efectivamente, son muchos los que tienen una visión sesgada de los aspectos que comprende la Carta Universal de los Derechos Humanos. Unos se limitan a defender los derechos civiles y de la integridad del individuo, todos ellos vinculados a los derechos democráticos.

¡Qué bien que sea así!

No obstante, esos no son los únicos. También están consagrados en el documento de referencia derechos inalienables inherentes a la vida misma: el derecho a la educación, a la salud, a la alimentación y el empleo; el derecho a huelga y a organizarse, etc.

En nuestro continente las Fuerzas Armadas tuvieron una triste trayectoria como violadoras de las constituciones y agresoras de derechos humanos. En la mayoría de los casos eso ha venido cambiando e, incluso, podemos encontrar situaciones nuevas en que esos cuerpos armados son ahora garantes de la democracia y del respeto a los derechos humanos.

La Secretaría de Estado de las FF. AA. se insertan en aquellas instituciones que han logrado avanzar en la dirección correcta. Ha abierto sus centros de educación superior a representantes de la sociedad civil y es hoy el principal factor de difusión de los valores intrínsecos al ser humano.

Desde el año 2000 cuenta con la Escuela de Graduados de Altos Estudios en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, donde se imparte cada año un post-grado sobre la especialidad, tanto para oficiales superiores como para integrantes de los partidos políticos y otros representantes de la sociedad civil.