Comentaristas y opinantes que presumen de conocer de esas cosas calculan, a ojo de buen cubero, que los patrocinadores del acto en apoyo del  expresidente Leonel  Fernández celebrado en el Estadio Olímpico gastaron por lo menos 25 millones de pesos en el acarreo y pago de “dietas” a toda esa gente, mucha de ella traída desde el interior del país, así como en el montaje de un espectáculo  artístico en el que no se escatimaron los mas modernos recursos tecnológicos. Ignoro si esos comentaristas y opinantes también calcularon cuánto  costaron los actos masivos realizados ese mismo día en Moca, Mao, Pedernales, Baní, Barahona y Nueva York en apoyo a la gestión del presidente Danilo Medina,  un eufemismo que a nadie engaña,  pero puede estar usted seguro, querido lector, que hay que seguir hablando de muchos millones de pesos, con el agravante de que probablemente fueron pagados con dinero público. ¿Qué consiguió Leonel con ese acto en el Estadio Olímpico, mas allá de reiterar que no habrá marcha atrás en defensa de la Constitución (todavía esta es la hora que no se atreve a enrostrarle directamente al presidente Medina  sus amagos reeleccionistas) y recordar lo que tanto danilistas como leonelistas saben de sobra; que la unidad es la única garantía de victoria para el PLD? ¿Realmente valió la pena tirar 25 millones de pesos al desaguadero, sabiendo como todos sabemos que con esos actos no se ganan elecciones? También puede afirmarse que se fueron por el desaguadero los muchos millones de pesos que se gastaron, ese mismo día, en los actos reeleccionistas celebrados de manera simultánea en seis provincias del país y  la ciudad de Nueva York, con el agravante, repito, de que a los “inversionistas” que los financiaron no les duele mucho ese dinero. En un caso y en otro se  trata de un derroche que en un país pobre y jodido como en el que vivimos llora ante la presencia de Dios, pero también es un insulto que no deberíamos seguirle pasando por alto a nuestros políticos.