Derrumbe de la inversión pública y caída del crecimiento potencial de la economía,  enseñanza del período 1996 -2000

Derrumbe de la inversión pública y caída del crecimiento potencial de la economía,  enseñanza del período 1996 -2000

Arturo Martínez M.
Algunos colegas y  estudiantes de término de economía me han pedido que escriba sobre las fuentes del crecimiento, porque quieren entender mejor a los políticos que engañan a la población con las cifras y períodos. Haciendo distinción de las fuentes del crecimiento, es posible entender la verdadera naturaleza del cambio en la variable real de la economía.

 Es decir, cuando se habla de crecimiento en un período cualquiera, es importante definir si se debió a variaciones en el grado de utilización de la capacidad productiva del país, lo que a su vez es función de la política monetaria, que produce las fluctuaciones de corto plazo, lo que se conoce como recesión y recuperación, ó a cambios en la capacidad de producción de la economía, por inversiones privadas y públicas hechas en el pasado.

 Si las cosas se ven en forma desapasionada, alejada de la propaganda política, se despejan mitos. Por ejemplo, la intención del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, y del presidente Leonel Fernández, que han querido acuñar para ellos la palabra “crecimiento”, pretendiendo fijar la idea de que resultados específicos han sido fruto de su política económica, lo que está muy alejado de la realidad. Lo demostraremos más abajo.

¿Cómo lo haré? Sigo el consejo del economista inglés Alfred Marshall cuando escribió “el teórico más que temerario y peligroso es el hombre que sostiene que hay que dejar que los hechos hablen por sí mismos”. Yo agregaría a esa sentencia, que los documentos y las cifras están ahí, pero hay que hacerlos hablar, así como plantean los historiadores.

Después de analizarlos, los relativos al crecimiento en los años 1996-2000, paso a discutir respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué participación (mucha ó poca, si la tuvo), debería acreditarse al extinto presidente Joaquín Balaguer en el desempeño económico que el PLD y el presidente Fernández dicen les corresponde en su totalidad? ¿Porqué la economía en el 2001 y el 2002 se comportó diferente? ¿Cuál política, la del Presidente Hipólito Mejía ó la doctor Fernández, fue superior para el crecimiento de largo plazo?

Hay que reconocer que ha sido inteligente la propaganda del presidente Fernández y el PLD, al tratar de vender la falsa idea de que encontraron el secreto del crecimiento. Se atribuyen la totalidad de un crecimiento que en verdad no les pertenece, pero tampoco dicen que la coyuntura fue otro factor que contribuyó de manera determinante. De no ser políticos, a los que parece se les tiene permitido descortesías y hasta cierto grado de indignidad, honradez intelectual los obligaba a admitir y repetir la idea de que el comportamiento económico del cuatrienio en buena medida se debió a la maduración de política económica adoptada por el presidente Balaguer, que no fuera iniciativas suyas, y que otra parte del crecimiento fue debido a coyuntura muy específica, me refiero a la capitalización de las empresas públicas. Para atribuirse crédito que no les corresponde, hacen comparaciones tontas de resultados y de períodos, lo que deberá cambiar cuando se publiquen estudios con las causas verdaderas del desenvolvimiento económico del período en cuestión.

En 1992, el Presidente Balaguer hizo la mejor reforma fiscal que se ha hecho en el país en las últimas décadas, pues estableció la tasa única del impuesto sobre la renta, redujo los incentivos fiscales a sectores tradicionalmente favorecidos, aumentó la tasa del ITBIS y su base de aplicación, teniendo cuidado en no afectar a los muy pobres, a los pobres y a la clase media. Además, creó la figura del impuesto selectivo al consumo y al mismo tiempo redujo el arancel. La reforma arrojó frutos en el quinquenio 1990-95  los ingresos tributarios promediaron 12.9% del PIB corriente y en los años 1996-2000 el promedio anual aumentó a 14.5% del PIB. El total de ingresos y donaciones de un promedio anual de 14.6% del PIB corriente en el quinquenio 1990-95, aumentó a 15.7% del PIB en los siguientes cinco años. Está claro que, y en cuanto a disponibilidad de recursos internos, el gobierno del PLD y el doctor Fernández cosecharon lo que el Presidente Balaguer sembró en 1992. Esta realidad nunca ha sido reconocida.

Como la administración peledeísta no tuvo necesidad de una reforma fiscal para aumentar la presión tributaria, estaba en condiciones de hacer un buen gobierno, no tenía obstáculos que salvar para elevar el potencial productivo de la economía, de modo que el crecimiento en el largo plazo tuviera más que garantizado. Lo anterior dependía de algo que sí debía satisfacer la administración peledeísta, mantener el gasto de capital en la proporción heredada y mejorar su calidad. Pero, ¿Qué sucedió con el gasto de capital? Las estadísticas de finanzas públicas nos dicen que en el cuatrienio 1996-2000 se descuidó la formación bruta de capital, afectando el crecimiento años después, lo que comenzó a observarse en los años 2002 y 2003. Para entender mejor lo que decimos, conviene fijar un año como representativo. Exceptuando el gasto de salud, educación y los llamados programas sociales, el gasto de capital en 1990 representó el 47% del ingreso total, pero en 1997 se redujo a 27%, y en ese nivel promedio se mantuvo en 1998, 1999 y en el 2000. Está claro que el Presidente Fernández y el PLD priorizaron el gasto corriente sobre el gasto de capital, cambiando así el patrón establecido por el presidente Balaguer en 1990 y hasta el 1996.

La diferencia de enfoque con relación al gasto de capital es de mucha importancia para el crecimiento en el largo plazo, que es en lo que debería fijarse cualquier gobernante y no en el crecimiento de un año a otro como lo hace el PLD y el doctor Fernández. Así como los estadistas de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Chile y otros países donde el crecimiento del producto per cápita es el objetivo de la política económica de largo plazo, el presidente Balaguer también lo tenía como propósito. Por eso nunca se perdió haciendo citas de que la economía había crecido en un año ó en otro tanto por ciento, pues para él era coyuntural y estaba en lo cierto. Por eso siempre trató de minimizar el gasto corriente y priorizar el gasto de capital, a diferencia del presidente Fernández que aumentó el gasto corriente y redujo la participación relativa del gasto de capital dentro del gasto total del Estado.

Las estadísticas publicadas son contundentes en ese sentido, como dijo el economista inglés Alfred Marshall, hay que dejar que esos papeles hablen y borren mitos. Aunque no soy lo que se dice un historiador económico, en lo que sigue, intento hacer hablar los números y los papeles. Mientras el PIB nominal en el período 1990-1996 en promedio aumentó anualmente 11.5% y 15% en los años 1997-2000, el gasto de capital creció anualmente en un promedio de 34.7% en los años en que el doctor Balaguer gobernó y decreció 3.5% en el gobierno del PLD y el doctor Fernández. Una enorme diferencia que tiene serias implicaciones para el crecimiento de largo plazo, mientras en el gobierno del doctor Balaguer el crecimiento del gasto de capital fue tres veces el crecimiento del PIB, en el del PLD y el doctor Fernández el gasto de capital con relación al crecimiento del PIB, lo que hizo fue reducirse 4.3 veces. Óigase bien, decreció varias veces.

¿Qué significa? Que mientras la administración del PLD y el doctor Fernández se beneficia de la formación de capital que se hizo en el período del doctor Balaguer, la administración del presidente Hipólito Mejía se vio afectada negativamente por la enorme reducción en el gasto de capital en el período anterior. Es parte de la explicación de porqué la economía 1996-2000 en promedio creció anualmente 7.8%, y la razón también parcial por la que el crecimiento de la economía en los años 2001 y 2002 fue diferente. Para no ser injusto y mezquino, el PLD y el presidente Fernández deben darle el crédito necesario al gobierno del presidente Balaguer. 

¿Qué pasó con la economía en el 2001 y 2002, que creció respectivamente 3.6% y 4.4%, mientras en el 2000 creció 8.1%? La diferencia, ¿Tiene que ver con el liderazgo del doctor Leonel Fernández y del ingeniero Hipólito Mejía? En el caso que nos ocupa no hay relación entre crecimiento y liderazgo. La realidad es que la economía en el 2000 parcialmente estuvo impactada positivamente por el capital que ingresó debido a la capitalización de las empresas públicas económicas, proceso que culminó en el 1999. Como el efecto fue sólo de un sólo año, ningún liderazgo evitaba que el crecimiento se redujera en los siguientes años, que buscara su nivel. Es otra razón por la que es un disparate hacer comparaciones con el crecimiento de corto plazo. Pero la explicación es sólo para la economía en el 2000, todavía no sabemos lo que ocurrió con el 2001 y 2002. A continuación lo explicamos.

El desenvolvimiento tuvo que ver con déficits en el crecimiento de la capacidad productiva del país, para ser más específico, con la falla del PLD y del presidente Fernández, de cambiar la composición del gasto total. Comentamos más arriba que el gasto de capital se desplomó en el cuatrienio 1996-2000, y agregamos, de haberse mantenido el ritmo iniciado en 1990, la economía del 2001 y 2002 pudo crecer de manera diferente. Por ejemplo, en el 2000 se debió invertir RD$24,000 millones y no RD$11,000 millones como registra las estadísticas publicadas, por lo que se dejó de hacer obras de infraestructura por RD$11.000 millones. Estamos hablando de menos  puentes, carreteras, caminos vecinales, sistemas de agua potable, etc. disponibles para el crecimiento de la economía, para las actividades diarias de los productores y consumidores.

El amigo lector se dará cuenta de la magnitud del error del PLD y del presidente Fernández, del daño causado al potencial de la economía, cuando decimos que el gasto de capital se redujo casi en un 50%. Aunque lo analizamos más arriba, es necesario puntualizar que la variación en la composición del gasto total no se debió a una reducción del ingreso en el gobierno, como demostramos, y con relación al quinquenio 1990-95, en los cuatro años del PLD y del doctor Fernández, el aumento anual de los ingresos tributarios y totales promedió respectivamente 1.6% del PIB y 1.1% del PIB,  porque el presidente Balaguer le dejó una buena reforma fiscal. Entonces, hay que concluir que el nivel de crecimiento en los años 2001 y 2002, en parte se debió a la caída brusca del gasto de capital en el cuatrienio del PLD y el presidente Fernández. Aunque de eso no hablan porque no les conviene, la historia documentada los delata.

Para abordar la tercera pregunta, relacionada con el impacto para el crecimiento del producto percápita en el largo plazo de la política de gasto del presidente Fernández y la del presidente Hipólito Mejía, introducimos los datos de la administración del último. Como año de comparación usemos, sólo por comodidad, el 1992 en lugar del 1990. El gasto de capital en 1992 representó el 6.5% del PIB, en 1996 se mantuvo en el mismo porcentaje con relación al PIB, se redujo a 3.6% del PIB en el 2000 y en el 2002 subió a 4.8% del PIB. Si pensamos que el nivel de gasto del 1992 debió mantenerse en los siguientes años, se tiene que para el final del periodo del doctor Fernández se acumuló un déficit de inversión pública que representó el 2.9 ciento del PIB, porcentaje muy significativo, déficit que se redujo a 1.7% del PIB en el 2002, en la administración del ingeniero Hipólito Mejía. Como establecimos más arriba, y en comparación con el gobierno del doctor Balaguer, la administración del PLD y del doctor Fernández desatendió la inversión en activos productivos, redujo de manera significativa la formación de capital. Sin embargo, en la administración del ingeniero Hipólito Mejía se redujo la tendencia negativa heredada, el retraso acumulado en la inversión pública disminuyó en 1.2 puntos porcentuales en dos años.

De modo que, y desde el punto de vista del crecimiento potencial de la economía en el largo plazo, del bienestar de los dominicanos, como dijimos lo que verdaderamente importa, la política de gasto de capital en la administración del ingeniero Hipólito Mejía fue más eficiente y productiva que la del PLD y el presidente Fernández. Es necesario recordar que la reducción del gasto de capital significa pérdidas de productos potencial para la economía, y que una manera de cuantificar la pérdida, es multiplicando la reducción en el gasto de capital por el rendimiento esperado. En la literatura económica se discute que la inversión en infraestructura tiene una tasa de rendimiento relativamente alta en economías donde hay mucho por hacer, se estima entre 5 y 10 por ciento anual. Si fijamos en 8% el rendimiento y lo multiplicamos por el gasto de capital con relación al PIB corriente que se dejó de realizar, se tiene que la producción que se perdió en el 2001 fue 0.288% y de 0.384% en el 2002, ambos con relación al PIB corriente. Se trata de pérdidas cuantiosas, atribuibles a la administración del PLD y el presidente Fernández, por haber reducido drásticamente el gasto de capital.

El crecimiento del producto perceptivo en el largo plazo queda garantizado cuando el estadista se preocupa por realizar hoy la inversión que se necesita, y no cualquier obra. Son ideas discutidas y aceptadas hace tiempo por economistas keynesianos y monetaristas, como Martin Feldstein, Robert Lucas, Murray Weidenbaum y Michael  Boskin, para sólo citar algunos de los más connotados. Parece que la experiencia del cuatrienio 1996-2000, y los sabios consejos de economistas como los mencionados, de nada les ha servido, pues en el nuevo gobierno se anda por el camino equivocado, no hacen las inversiones prioritarias que demanda la población, y sin ser astro ni nada parecido, se mantienen orbitando para no ver lo que tienen que ver, para no escuchar los reclamos, para alejarse de la realidad, dejando la sensación de que se desenvuelven en un mar confusión.

Prefieren hablar de pobreza en los foros internacionales, siguiendo los discursos de otros, pero sin aportar nada a la realidad dominicana, porque internamente administran las cosas públicas como si fuéramos ricos. Para no ir muy lejos, la falta de institucionalidad y de racionalidad en el uso de los fondos públicos se demuestra claramente con el Metro para la ciudad de Santo Domingo. El gobierno lo inicia con RD$760 millones que se programaron en el presupuesto del 2005 para estudiar si era ó no factible. Mientras se comportan de esa manera, intentan aumentar los ingresos cobrando a los muy pobres, a los pobres y a la clase media, olvidando que  el ciudadano común observa que no se están haciendo las obras necesarias que le garantizan una mejor vida en el largo plazo, que desde arriba se irrespetan las leyes y los compromisos, que se actúa sin transparencia en el gasto. Por eso, no sólo es que sobran los incentivos para no pagar los impuestos, sino que en su momento estará garantizado el cambio de gobierno, así como sucedió en el 2000. 

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