La economía mundial se desenvuelve en un mar de incertidumbre. A Trump se le fue de la mano la política de empobrecer al vecino con aranceles y restricciones al comercio, se entusiasmó más de la cuenta. También con la política anti-inmigrantes que no da tregua a uno de los motores de la economía estadounidense: los trabajadores sin papeles.
Las estadificas dicen que las políticas conducen la economía estadounidense y la mundial a lo peor. Para ver si reacciona su asesor económico debe citarle que en 1931 una simple recesión en Estados Unidos se convirtió en la Gran Depresión, cuando la política de empobrecer al vecino fue respondida con igual contundencia por países Europeos y de América Latina, y por errores monetarios que causaron pánicos bancarios. La crisis se difundió al resto del mundo con disminución del comercio, flujos internacionales de capital y corrientes migratorias.
Como en Güibia cuando nos bañábamos con tubo de camión, cuando la marea es baja, como sucede con el volumen de comercio y el producto global, con claridad se ve quién va desnudo bajo el agua, la desaceleración del PIB es un hecho en toda parte, en algunos países más que en otros.
No tienen fecha los Organismos Internacionales, para algunos analistas en 36 meses Estados Unidos caerá en recesión, y como en 1931 arrastrará todas las demás. Alemania decreció en el segundo trimestre del año respecto al primero, la tendencia es que caerá en recesión, llevándose de paro a la economía de la eurozona que frenó su crecimiento en el segundo trimestre. Se sabe que China decrece, sin olvidar que en 2018 tuvo el peor desempeño en casi tres décadas, y que la OPEP recortó su oferta de petróleo por los malos pronósticos.
Trump no pierde un pleito, aunque salga amoratado. Intenta romper la independencia de la Reserva Federal, la culpa de sus pecados, la desconfianza, incertidumbre y tensiones geopolíticas que aumentan la oscilación de precio y rendimiento de activos en las Bolsas, principalmente bonos soberanos.
Nuestra economía, aunque se mantiene como la que más avanza en la Región, desaceleró hasta 4.7% en enero-junio 2019, por moderación del consumo de hogares y de la inversión de empresas privadas, combinado con un aumento de la contribución negativa del sector exterior neto. Todo por efecto rebote de la política de empobrecer el vecino de Trump y la lucha que se libra internamente por el liderazgo hegemónico del partido gobernante.
Para la flexibilidad monetaria de mayo y junio, y las reducciones de la Tasa de Política Monetaria, fue fundamental el stock de la base monetaria, pedía que se ampliara. Cuando es excesiva es la que puede crear inflación, no ha sido el caso de la economía dominicana por la prudente política monetaria que ha caracterizado la gestión del Lic. Héctor Valdez Albizu.
Las medidas monetarias están reduciendo las tasas de interés activas y pasivas en el sistema financiero y aumentando los préstamos en pesos, crecen dos dígitos, sin alterar el ritmo de la inflación, la acumulada 1.64% y 1.40% la interanual a final de julio. Se puede esperar que el PIB aumente entre 5% y 5.5% a final de 2019, no obstante el efecto rebote de la anti-política comercial y migratoria de Trump.