Desafío

Desafío

¿Qué camino emprenderá el país para arrinconar a los criminales? En medio de todos los crímenes y delitos de las horas recientes, sobresalen tres. Por supuesto, acontecimiento perturbador es el asesinato de tres integrantes de la Policía Nacional. Aunque frente a tal homicidio múltiple aparenta ser un suceso intrascendente el atraco contra Eduardo Estrella, este hecho asume una terrible significación. No menos revelador de la pérdida de capacidades civilizatorias de la Nación, es el atraco a una tienda de ropas en Santo Domingo.

Uno de los oficiales policiales que acudió a Los Girasoles habló del crimen contra sus colegas, como un desafío a la autoridad. Es, sin ningún género de dudas, un reto a la autoridad a cargo del orden público. A la vista de los cadáveres del teniente y los dos cabos, sin duda conmovido, el oficial prorrumpió en esta expresión. Conciso, lo dijo todo.

En el atraco a Eduardo Estrella y a un amigo, hay irrespeto. Las lacras de la sociedad, plaga que crece con pasmosa tolerancia, ofenden a un hombre proverbialmente sencillo, servicial y bueno. Lo censurable es el acto en sí mismo, por supuesto. El tipo de robo con amenazas contra la víctima es siempre condenable. La escogencia de este ciudadano ejemplar vuelve absolutamente rastreros a los victimarios.

Contra una tienda capitolina han marchado unos bribones. ¿Han ido por los millones de chanflán? Por supuesto. Pero no en dinero contante y sonante, sino en pantalones. Conforme han dicho los propietarios y dependientes, que fueron amarrados y amordazados, se han llevado alrededor de veinte gruesas de pantalones. ¡Qué malhechores más simpáticos y singulares!

Los enumerados destacan, por supuesto, entre muchos otros crímenes y delitos.

El asesinato de los policías, porque oficial y agentes fueron objeto de una emboscada. Atendían una llamada por el asalto de que fuera víctima, momentos antes, un guardián privado. Éste, vale la pena añadir, fue herido y despojado del arma. Pero en camino hacia el origen del pedido de asistencia, fueron tiroteados. Y si bien es cierto que la policía parece cobrar con notoria presteza una inevitable venganza, no por ello se minimiza el desafío.

El atraco a Eduardo y a un invitado suyo, porque ya no se guarda respeto hacia nadie. Todo el mundo, por supuesto, está inscrito en la ruleta de los maleantes. Hasta hace pocos años, preciso es que se pase revista a eventos del ayer, muchas personas que habían ganado nombradía por ser gente de bien, alcanzaban el respeto de los bandidos. Como puede observarse, ya no.

Lo de los pantalones de fuerte azul tiene su particularidad. Muestra lo bajo en que se halla el país. ¿Podrá retomarse, con voluntad política y social, el camino de la superación al aniquilar la criminalidad?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas