Desafío cubano al turismo criollo

Desafío cubano al turismo criollo

El deshielo de las relaciones cubano-norteamericanas, que por espacio de 48 años mantuvo a la isla vecina en una cuarentena hemisférica, se convertirá en un gran desafío para la principal fuente de divisas dominicanas que es el turismo. Cuba surgirá como el máximo atractivo de la región caribeña, por la novedad de verla de nuevo como integrante de pleno derecho con las demás naciones hemisféricas.

El turismo cubano había ido avanzando lentamente en los pasados diez años. La novedad de nuevos hoteles en sus hermosas playas y la remodelación de los tradicionales de La Habana, han sido atrayendo un flujo de visitantes europeos y canadienses que se afianzaba y en donde los dominicanos también intervinieron con el suministro de mobiliarios y materiales de construcción, así como asesoramiento en algunas áreas.

Sin embargo, el inminente deshielo con Estados Unidos, alentará el incremento de los viajeros hacia un país que una vez fue el paraíso de los vecinos norteamericanos, que en la década del 50 del siglo pasado, los hoteles y casinos de La Habana rivalizaban con los de Las Vegas.

Ahora con la apertura, el turismo de la isla vecina surgirá con muchos bríos, afectando al dominicano, ya que en Cuba tienen una población muy disciplinada, bien educada y mejor entrenada, además de la limpieza y el control de la delincuencia, que es uno de los grandes fallos dominicanos, donde localmente casi no se pueden hacer excursiones desde los ghettos turísticos a las poblaciones vecinas por la inseguridad, mal estado de las vías, falta de energía y basura por doquier.

Ya no serán suficientes las bellas playas y la hospitalidad proverbial de los dominicanos, que oculta tantas deficiencias crónicas en nuestro destino turístico, donde se unen demasiados olvidos, que van desde las carreteras en mal estado, falta de energía y de agua y, lo que es peor, sistemas abandonados o inexistentes para el tratamiento de aguas negras, que ya contaminan varios sectores de las hermosas playas del Este y del Norte del país.

Es un desafío para los dominicanos enfrentar la apertura cubana. Previendo lo que podría ocurrir, de perder parte de la demanda turística, ya de por si afectada por la crisis mundial, esto ha reducido el número de visitantes en un 5% y disminuiría en los meses futuros. Si se le agrega la aparición cubana, entonces la imaginación y capacidad dominicana deberá fortalecerse para hacerle frente a vecinos antillanos que harían tambalear la ocupación hotelera de las 60 y tantos mil habitaciones disponibles.

Las autoridades locales y los empresarios turísticos deberán prepararse para atacar las deficiencias de las infraestructuras físicas, el auge de la delincuencia, falta de educación y acumulación y exhibición exagerada de la basura.

Quedaría el factor genético, que así como los cubanos eran desenfadados en sus actuaciones antes de 1959, podrían volver a sus orígenes si desapareciera la disciplina actual,  impuesto por un régimen a una población que necesitaba tales controles para hacer de ella hoy en día la más capacitada del continente. Solo nos han salvado, en la prosperidad turística dominicana, la hospitalidad y simpatías locales, que tapan tantas carencias que convierten en un desafío la vida en este territorio.

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