Este es uno de los países donde criar y preparar a un hijo como Dios manda constituye un sacrificio sumamente elevado.

Esta es una sociedad con un sistema en el que los padres están prácticamente solos en esta ardua tarea. Es precario y débil el apoyo que en ese sentido brinda el Estado.

Es cierto que hay escuelas públicas pero allí van sólo los hijos de familias humildes. Lo mismo pasa con el sistema de salud.

Los cabezas de familia tratan por todos los medios de evitar tener que depender de la infuncional asistencia pública. Pero son sumamente elevados los costos tanto de la educación privada como el de la salud.

Los que más pesados cargan son los hogares de clase media.

No es fácil para un padre tener que asegurarle a un hijo buena educación y un seguro médico prácticamente desde que nace hasta que llega a una edad en la que se valga por sí solo.

En este país los padres pagan casa-renta o financiamiento en bancos-, transporte escolar, la mensualidad del colegio, los libros, la ropa, la medicina, el esparcimiento, entre otras tantas cosas.

Estamos hablando de más de veinte y tantos años en esta situación.

Cuando una criatura viene a terminar todo ese proceso para entrar a la vida productiva ya ha dejado a los padres bien agotados. Ahora hay una modalidad de permanecer bajo el amparo del hogar aún después de haber terminado estudios. Muchos se están haciendo viejos en el hogar sin iniciativas.

Este es un tipo de situación que hace tiempo superaron los países avanzados, donde los padres reciben la mano amiga del Estado y donde la independencia del hogar se hace a edad bien temprana.

El precio de familia aquí es terrible.