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Los fabricantes de aviones Boeing y Airbus han reinado sin oposición en el mercado aeronáutico durante más de veinte años. Los repetidos problemas del 737 Max de Boeing están desequilibrando este duopolio, en beneficio del fabricante europeo.
En la actualidad, prácticamente todos los indicadores son favorables al grupo europeo. Empezando por el más sensible, la bolsa. El espectacular accidente del pasado viernes –una puerta arrancada en pleno vuelo en un 737 Max 9 operado por Alaska Airlines– hizo caer la cotización de Boeing un 9%. La cotización de Boeing lleva de capa caída desde 2019, el año del segundo accidente mortal de un 737 Max. También fue el año en que China suspendió sus pedidos a Boeing.
En cuatro años, Boeing ha perdido un 45% de su valor, mientras que Airbus ha ganado un 26%. Airbus es una empresa rentable. El fabricante europeo es el número uno tanto en pedidos como en entregas de aviones. Boeing, en cambio, acumula pérdidas y una deuda de casi 40.000 millones de dólares.
Airbus ha ampliado la brecha con Boeing con los reactores de pasillo único lanzados en 2010
Es la familia A320 neo la que está haciendo la fortuna de la empresa europea. Esta gama, más eficiente en términos de consumo de combustible, ha conquistado rápidamente a las compañías aéreas. Es el segmento más floreciente del mercado, y el 70% de los pedidos se hacen al fabricante europeo. Con la esperanza de recuperar terreno, Boeing lanzó el 737 Max en 2017. Pero el avión ha seguido dando problemas a la compañía, con dos catástrofes mortales en Malasia y Etiopía, seguidas de problemas técnicos recurrentes.
Problemas que el fabricante parece incapaz de resolver
¿Saben todavía construir un avión?, preguntan los analistas más despiadados. Boeing lleva mucho tiempo prefiriendo mimar a los inversores recomprando acciones para aumentar su valor en lugar de gastar en seguridad. Y como tiene que ganar dinero, y por tanto sacar aviones de la fábrica para obtener beneficios, se ha dado prioridad a acelerar los ritmos de producción.
Esta estrategia ya no es defendible. El fabricante de aviones debe ajustar rápidamente los tornillos de todas sus líneas de producción si quiere conservar la confianza de sus clientes.
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¿Podrían los clientes huir del fabricante estadounidense?
Dadas las tensiones entre la oferta y la demanda, este riesgo es extremadamente bajo. Desde el covid, los plazos de producción se han alargado aún más. Airbus tarda ahora siete años en entregar un avión, y Boeing, cinco.
Cambiar de proveedor a mitad de camino significa posponer la entrega de un nuevo avión varios años. Sin embargo, las necesidades de las compañías aéreas son cada vez mayores. Así que hay mucho para llenar las carteras de pedidos de los dos rivales durante muchos años.
La china Comac está al acecho con su avión de pasillo único C919. Lleva varios meses en servicio en China, pero aún no ha obtenido la luz verde para volar en Europa. Un serio obstáculo para el desarrollo comercial.
