Desafíos de la Naturaleza a los humanos

Desafíos de la Naturaleza a los humanos

La Naturaleza, desde que los seres humanos poblaron la faz de la Tierra, se ha encargado de demostrarles por las más diversas vías que ellos son unos intrusos y le dificulta el dominio del planeta mediante los únicos medios que tiene a su alcance, de estremecer y conmover en sus cimientos los enclaves humanos de todos los continentes.

La Naturaleza se vale de sus recursos, en forma de sequías, terremotos, desplazamientos de las placas tectónicas, volcanes, heladas, huracanes, etc. para desafiar al ingenio humano con su capacidad de trabajo enfrente la destrucción que afecta a las vidas y propiedades. Entonces, la voluntad de sobrevivir se impone a los desafíos naturales, estimulando el ingenio humano para enfrentar adecuadamente esas ocurrencias del medio ambiente.

Las presentes generaciones están sufriendo en carne propia en todos los rincones del planeta de las travesuras de la naturaleza, que de forma letal afecta a todos y que se ha agudizado por el proceso del calentamiento global y la destrucción de la capa de ozono, que hace cada vez más severos y frecuentes lo que antes ocurría con cierta regularidad y hasta previsión de su ocurrencia.

Ahora, con el cambio climático, nos damos cuenta de cómo estamos a merced de los fenómenos naturales y que el país no es ajeno a esa nueva conducta, que ocurren con más frecuencia y en épocas que parecían que no debía suceder con la magnitud actual. Así, las tormentas Noel y Olga provocaron un caos en el país en el final del 2007, junto a los huracanes que en agosto del 2008 atacaron numerosas regiones con la consiguiente inversión del Gobierno de recursos que no estaban previstos para hacerle frente a los efectos de inundaciones, deslizamientos de tierra, destrucción de carreteras y edificios como nunca antes visto.

Los sucesos de la semana pasada en la cordillera Septentrional con el deslave de Carlos Díaz, las inundaciones de Tamboril y otras poblaciones es para darnos cuenta que esa cordillera es muy vulnerable. Los periódicos derrumbes como los ocurridos en la loma Isabel de Torres, la inestabilidad de los suelos en la carretera turística Luperón, evidencian una estructura geológica que no se le ha puesto la atención. En 1909, con la famosa Niega o temporal de San Severo, ocurrieron severas transformaciones de los terrenos, ríos, montañas y lomas con daños severos a las estribaciones sur de esa cordillera.

La inestabilidad de la cordillera Septentrional continuará ya que los frentes fríos del invierno y los huracanes del verano han arreciado su poderío. Tal situación obligará, no solo a reubicar a los pobladores de Carlos Díaz, sino de otras comunidades en condiciones peligrosas por los deslizamientos previsibles. Las autoridades están en la dirección correcta de reubicar a los habitantes de esa comarca, ojalá que la misma sea una realidad antes que ocurra una tragedia peor. La inestabilidad es debido a la naturaleza de los terrenos, sin la suficiente consolidación por ser muy jóvenes geológicamente. Zonas desde Altamira hasta Nagua deben ser estudiadas con detalles por la naturaleza de tantas grietas o fallas en terrenos sin seguridades para la perdurabilidad de asentamientos humanos.

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