Desafíos, riesgos y amenazas

Desafíos, riesgos y amenazas

El título de este trabajo lo he tomado prestado de un epígrafe de un excelente documento elaborado por el diputado Pelegrín Castillo para una intervención dirigida al Centro de Pensamiento y Acción del Proyecto Nacional – del cual forma parte – el que ha programado un conjunto de conferencias relacionadas. Es uno de esos documentos propositivos que proyectan recomendaciones, potencialidades y posibilidades que contribuyen a levantar el ánimo y la esperanza nacional.

En primer lugar llama a derrotar el derrotismo que con frecuencia aflora en el pensamiento del país, resaltando todo lo que se ha ido alcanzando, a veces luchando contra nosotros mismos, pero que ha permitido alcanzar importante objetivos nacionales “ciertamente con dificultad, en forma precaria y la mayoría de las veces por imposición autocrática”. No obstante, los logros nacionales alcanzados el país enfrenta amenazas y riesgos a los que ineludiblemente tiene que enfrentar y vencer por estar inmersos en un “proyecto nacional frágil, que acusa graves vulnerabilidades y acentuadas dependencias”.

Creo muy acertado el llamado a comprender que nos encontramos, a nivel global, más que en “una época de cambios en un cambio de época”. El no comprender acertadamente esa realidad no nos permitiría visualizar las realidades y urgencias a enfrentar y que el autor enmarca en los seis mayores desafíos del Siglo XXI para la nación dominicana.

En primer lugar no se puede desconocer la realidad de una criminalidad en ascenso, derivada de una creciente presencia del narcotráfico y sus actores, de células crecientes y cada vez más activas del crimen organizado, de la corrupción, transnacional y nacional, y el lavado de activos.

Otro importante riesgo, no por bien conocido menos relevante, es el que se desprende de un eventual colapso en Haití. La RD debe exigir a la comunidad internacional que asuma sus compromisos y responsabilidades en Haití para que esa sufrida nación pueda recuperar su esperanza y el camino del desarrollo y se pueda convertir en un “socio y aliado en el progreso y la seguridad de la región”.  Para ello, lógicamente, no se puede pretender que haya una “solución dominicana”. Un tercer desafío es el reto de insertarnos bien.

El autor destaca las debilidades incurridas en el DR. CAFTA pero, también, en nuestras deficiencias internas para sacar el mejor provecho, tanto de ese acuerdo comercial como el alcanzado con la Unión Europea. El país aún tiene mucho que hacer para el desarrollo de la producción nacional y elevar sus niveles de competitividad de manera que desarrollemos las exportaciones y trabajar para alcanzar una verdadera integración hacia adentro para estar en condiciones de integrarnos de la mejor manera en los mecanismos regionales, en los que estamos ausentes, y en los que, he insistido por muchos años, tenemos que ser partícipes activos.

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