Desagradable revisión de los pasajeros que salen por el AILA

Desagradable revisión de los pasajeros que salen por el AILA

Desde el 11 de septiembre del 2001, el mundo cambió. El derribo de las Torres Gemelas al estrellarse de manera intencional dos aviones en ellas, marcó el inicio de una nueva era que junto al nuevo siglo ha significado una cultura jamás imaginada por los que éramos adultos, y que los que nacieron ese año ignoran que la revisión de los viajeros en los aeropuertos no era como ahora.
Las nuevas circunstancias han motivado serias medidas de seguridad en todos los aeropuertos del mundo y pese a ellas han ocurrido nuevos atentados, sobre todo en Europa, lo que implica que para impedir que se repitan, las medidas deberán ser cada vez más extremas.
La tecnología ha sido una buena aliada para detectar armas y cualquier tipo de artefacto que pudiera ser utilizado para ataques dentro de las naves y en los mismos aeropuertos. El sistema de escáner es lo más novedoso, porque permite ver todo el cuerpo humano por dentro y por fuera.
En los aeropuertos de Estados Unidos los escáner son bastante modernos y permiten la revisión rápida. Se estima que por esos aeropuertos circulan dos millones de personas diariamente, lo cual, sin el escaneo, fuera casi imposible la labor de los organismos de seguridad.
No obstante al escaneo, la revisión corporal es también utilizada si los agentes determinan que debe hacerse, y desde este año ese tipo de revisión es mucho más rigurosa. El inspector le informa al pasajero que será revisado, y el mismo debe autorizar si el control se le hace delante de todos o en un lugar cerrado con un testigo presencial.
Esta última medida es en caso extremo, cuando en el proceso de escaneo se ha detectado algún elemento que amerite la revisión corporal.
El caso es que después del 11 de septiembre del 2001, pasar la seguridad de un aeropuerto es un trago amargo, que lo he definido como “la violación” porque debemos despojarnos de los zapatos, las prendas, pasar por un escáner y en muchos casos ser “tocada” por las manos de una mujer y un hombre si el viajero es varón.
En el Aeropuerto Internacional de Las Américas no hay escáner y la revisión es manual. Una siente que la están “sobando” por delante, por detrás, por los lados, las piernas, los muslos, los brazos, y todo tras dejar el escáner de equipajes, los zapatos, la cartera y demás artículos indispensables para un viaje.
La TSA, o Transpotation Security Administration, ha dispuesto que las líneas aéreas tengan cierta facilidad para los viajeros frecuentes que no representen peligros ni riesgos. Estos pasajeros, PreChek, entran por una línea verde, por la que solo deben pasar el equipaje de mano por la máquina, pero no tienen que quitarse los zapatos, las correas ni someterse al registro rutinario. En el AILA, pese a tener estampado el PreChek, no hacen caso e igual te hacen la revisión física, lo que no ocurre en Estados Unidos. ¡Este es mi país!

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