El presidente Lic. Danilo Medina merece un desagravio público después que finalmente el publicista Joao Santana y su esposa Mónica Moura confesaran ante un juez del Tribunal Superior Electoral de Brasil que la empresa Odebrecht, vinculada al mayor escándalo de corrupción en toda la historia de la región, no financió su campaña electoral.
Si se actúa con nobleza y responsabilidad los sectores que trataron de involucrar al mandatario dominicano como beneficiario de fondos provenientes de esa desacreditada multinacional brasileña debían reconocer que cometieron una gran injusticia y que se excedieron en sus temerarias acusaciones.
El presidente Danilo Medina está saliendo limpio y airoso de esta inusitada y bestial campaña que buscaba como él mismo sentenció enlodar su conducta política y quitarle legitimidad a sus dos victorias electorales, del 2012 y 2016, con lo que se pretende crear una especie de escenario de ingobernabilidad capaz de dar al traste con su Gobierno.
Pero todavía no se puede cantar victoria, pues de seguro que vendrán otras maquinaciones mediáticas y presiones nacionales y extranjeras para debilitar una estructura partidaria y gubernamental que lo controla todo, gracias al apoyo popular de los votantes y a una oposición que no ha sido capaz de articular una propuesta que acabe con el reinado del PLD en el poder.
Usted puede estar de acuerdo o no con el estilo del presidente Danilo Medina, pero hay que admitir que es un gobernante honesto, sensible, humano y sencillo, que ha logrado implementar políticas de Estado exitosas en áreas importantes como la educación, la producción agrícola con sus famosas visitas sorpresa, el sostenido crecimiento de la economía, el turismo, las zonas francas, que inclusive ha avanzado mucho en los controles administrativos con la llamada cuenta única y otros mecanismos de fiscalización del gasto, aunque todavía persisten prácticas dolosas que distorsionan el papel de instituciones oficiales.
Joao Santana y su esposa Mónica Moura han hablado de manera clara, precisa e irrebatible, pero si a pesar de eso se le quiere seguir buscando la quinta pata al gato, entonces hay que arribar a la conclusión de que trata de una barbaridad y necedad, de que en el fondo existen planes macabros en contra del orden constitucional.
De todas maneras, el presidente Medina ha ganado una batalla importante en esta guerra e insistimos que merece una reparación política por el daño y perjuicio que ha recibido en forma alevosa y gratuita. Tenía razón el Dr. Servio Tulio Castaños Guzmán, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia, cuando advirtió que la figura del Presidente debía ser tratada con mucho cuidado.