POR FRANCISCO ÁLVAREZ C.
En los últimos tiempos me he estado fijando que los hombres están sacándole el cuerpo a la corbata. Es natural que si usted usa guayabera, chacabana o camisa… ¡sin saco! no use corbata, pero eso de presentarse a un acto de cualquier género bien trajeado pero sin corbata, ya es otra cosa.
Y más en tiempos en que la citada prenda, si es de calidad y gran belleza, es elogiada… ¡hasta en las páginas dedicadas a las informaciones sociales de los periódicos!
La corbata, señores, es una prenda indispensable cuando se asiste a ciertos actos. Eso de presentarse degolletao a un lugar donde se celebra un acto protocolario de importancia, y mucho más si es por la noche, denota que algo le falta al interfecto.
Todo depende de qué tipo de acto sea, la hora del mismo y el lugar donde se celebra.
No quiero abundar mucho sobre este asunto, porque con lo dicho basta y sobra.
Pero si alguien no ha entendido bien, lo remito al libro que escribió un tal Carreño sobre los buenos modales. ¡Y ni hablar de la educación doméstica!