Baní, provincia Peravia.   Hasta hace tres años, las enfermedades y muertes maternas e infantiles constituían serios problemas de salud para La Saona, barrio de aquí con alrededor de seis mil habitantes y múltiples dificultades socioeconómicas para prevenir y enfrentar estos males.

La falta de educación sanitaria, la inexistencia de mecanismos reales de participación e integración ciudadanas y una pobreza que magnifica hasta los problemas más pequeños, hicieron que durante mucho tiempo mujeres y menores llegaran al hospital más cercano, el Nuestra Señora de Regla, muy enfermos y, en ocasiones, al borde de la muerte.

Pero en La Saona de Baní hace tres años que prácticamente no fallecen parturientas, neonatos, niños o niñas. ¿Qué ha sucedido? La población se mantiene pobre, el barrio continúa marginado, el hospital sigue estando lejos.

“La diferencia es que ahora la gente está empoderada con el conocimiento imprescindible para preservar la salud y salvar vidas. En La Saona hemos implementado el modelo de Atención Primaria dirigido a la comunidad y a las personas, con una asistencia no medicalizada ni burocratizada y visitas domiciliarias”, explica la pediatra Sara Tolentino, directora local de la organización no gubernamental Infante Sano.   Con el apoyo de la población, a través del Comité de Salud Comunitaria, esta ONG de origen estadounidense estableció en el sector un exitoso consultorio en vías de convertirse en una Unidad de Atención Primaria (UNAP), en donde “el paciente es el ente más importante en la relación con su médico”, indica la doctora Elisa Tejeda, encargada del establecimiento.

Yosely Anglada, coordinadora comunitaria de Infante Sano, explica que en el consultorio Elizabeth Senón, además de servicios médicos, odontológicos y de laboratorio, mujeres y hombres son entrenados para reconocer los signos que delatan a las principales causas de morbimortalidad materna.