Desarrollo humano

Desarrollo humano

En el Índice de Desarrollo Humano para 2014, del PNUD, figuramos entre los países que han logrado alto nivel en la materia. Es la primera vez que escalamos el segundo peldaño más alto de las cuatro categorías en que se divide la medición, pero sin cambios significativos en comparación con 2012 y 2013. Y nuestras cifras decepcionantes en cuanto a calidad de vida dejan claro, una vez más, que este repunte ocurre al margen del crecimiento económico.

El 26 de agosto pasado, en San Salvador, en un informe dado a conocer en esa ciudad, el propio PNUD destacaba con cierta alarma que en la República Dominicana la clase media, una de las más sensibles ante declinaciones de la calidad de vida, había disminuido cerca de cuatro puntos, a causa de aumentos en pobreza y vulnerabilidad. ¿Es posible un repunte en Desarrollo Humano a la vez que declina la clase media?

El Desarrollo Humano procura garantizar el ambiente necesario para que individuos y grupos humanos puedan desarrollar sus potencialidades, llevar una vida creativa y productiva conforme a sus necesidades e intereses. Parece un contrasentido que dos condiciones opuestas como el alza del índice de desarrollo humano y el empobrecimiento de la clase media puedan darse en una sociedad en que el crecimiento económico siempre ha tenido muy poca influencia en la calidad de vida de la gente.

Sequía y control del uso del agua

La falta de una ley de aguas se pone de nuevo en evidencia. Después de la recia y prolongada sequía que secó los embalses de las presas, las lluvias generaron la expectativa de que la mala racha había concluido y podíamos continuar usando las disponibilidades de agua con el desparpajo de siempre. Y resulta que ha llovido mucho, pero no en las zonas de influencia de presas como la de Tavera, cuyo embalse, pese a las precipitaciones, continúa en su nivel más bajo causando desabastecimiento en el Cibao.

El ingeniero Ramón Isidro Rodríguez explica que los operadores de Tavera usaron toda el agua que había entrado al embalse, confiando en que la lluvia continuaría y repondría los niveles. Sea como fuere, lo cierto es que ha habido un mal manejo de las disponibilidades reales de agua. Una ley de aguas probablemente habría evitado esta mala práctica.

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