POR JULIO AYBAR
Actualmente la teoría del crecimiento enfatiza la importancia de la acumulación del capital físico, del capital humano y del cambio tecnológico en el crecimiento económico, aunque no aporta una explicación contundente de por qué algunas sociedades acumulan capital físico y humano e innovan más rápidamente que otras.

Dar respuesta a la situación planteada requiere evaluar cómo los determinantes profundos del crecimiento económico como son la geografía, el comercio y el desarrollo institucional determinan cuales países acumulan e innovan a mayor velocidad, y eso es precisamente lo que se proponen Dani Rodrik y otros economistas en «Institution Rule : The Primacy of Institutions over Geography and Integration in Economic Development» (NBER, wp 9305, October 2002).

Al perfilar los indicados determinantes del crecimiento económico, los autores consideran que la geografía es un factor clave del clima, de la dotación de recursos naturales, de enfermedades, de los costos de transportes y de la difusión de tecnología, por lo que ejerce una fuerte influencia en la productividad agrícola y en la calidad de los recursos humanos.

En cuanto al comercio, señalan que un área de la investigación económica enfatiza el rol del comercio internacional como una fuerza que genera el cambio en la productividad y, por tanto, el crecimiento. En el campo de las instituciones, los especialistas se concentran en el rol de los derechos de propiedad y las normas de la ley. En este caso, lo importante en una sociedad son las reglas del juego, la calidad de sus instituciones, y su influencia sobre el comportamiento económico deseado.

En su trabajo de investigación, los autores evalúan la importancia relativa de la geografía, el comercio y el desarrollo institucional en la explicación del crecimiento económico, además de determinar la forma en que estos factores interactúan, se retroalimentan y refuerzan su capacidad de incidir sobre el crecimiento económico.

Tras resolver una serie de dificultades técnicas, los autores del referido estudio encuentran que el impacto directo de la calidad institucional en la determinación del ingreso es sustancialmente mayor que el de la geografía, mientras que el impacto directo correspondiente al comercio es de escasa significación.

Una vez establecida la supremacía directa de la institucionalidad en la determinación del ingreso, se evalúa la interacción entre los factores resultando que tanto la geográfica como el comercio tienen un impacto positivo y significativo sobre la calidad institucionalidad, por lo que actúan indirecta y favorablemente sobre la determinación del ingreso a través de su incidencia sobre la calidad institucional.

Establecida la importancia relativa de cada factor en la explicación del ingreso, en la que sobresale la calidad institucional, los autores pasan a evaluar la manera en que los determinantes profundos en la explicación el crecimiento económico como son el desarrollo institucional, el comercio y la geografía impactan a los más cercanos como son la acumulación del capital físico y humano y el desarrollo tecnológico.

Al evaluar la relación entre los referidos determinantes del crecimiento económico, los autores encuentran que el desarrollo institucional es la principal variable en explicar la acumulación del capital tanto físico como humano así como el progreso tecnológico. Además, resaltan que el impacto de la calidad institucional es mayor sobre la acumulación de capital por trabajador que sobre los otros dos elementos, lo que significa que la calidad institucional, al prevenir la expropiación de la propiedad, sirve como un poderoso incentivo para invertir y acumular capital físico.

Aunque no suficientemente resaltado en la investigación, el tema institucional no es nuevo en economía. Ya en el año 1776 en su obra cumbre, «La riqueza de las Naciones», Adam Smith ponía de manifiesto que «el comercio y la manufactura rara vez prosperan en un Estado que no dispone de una justa administración de justicia, en un Estado en el cual la gente no se siente segura en sus derechos de propiedad y en el cual no se dispone de los mecanismos para hacer que se acaten los compromisos derivados de los contratos».

Desde luego, evaluar la calidad institucional es un tema complejo que involucra ponderar los valores culturales y la legislación de una sociedad que se relacionan con el ordenamiento institucional. Para ilustrar lo difícil que resulta evaluar la calidad institucional, los autores presentan los casos de China y Rusia. A pesar de la ausencia de derechos de propiedad formales, los inversionistas se sienten seguros como para efectuar grandes inversiones en China. En Rusia, en cambio, a pesar de que el país tiene toda una legislación formal sobre los derechos de propiedad los inversionistas no se sienten seguros y las inversiones son bajas.

Por tanto, el que una sociedad pueda proyectar señales creíbles de que los derechos de propiedad serán protegidos es aparentemente más importante que su incorporación como leyes en un régimen formal de derechos de propiedad privada. Esto posiblemente explica por qué algunas economías exitosas como China, Corea del Sur y Taiwán han sabido combinar elementos heterodoxos con políticas ortodoxas.

Por las razones señaladas, soluciones institucionales que trabajan bien para una situación podrían ser inapropiadas en otras si no están acompañadas por las normas y elementos culturales complementarios. Transferir la política formal y reglas económicas exitosas de un país desarrollado a una nación en vía de desarrollo no es condición suficiente para el buen resultado económico.

En el proceso de seleccionar la variable para representar la calidad institucional, los autores del estudio referido probaron diferentes opciones como son los derechos de propiedad y la norma de la ley (rule of law), y aunque ambas produjeron excelentes resultados, se decidieron por esta última en vista de que los datos disponibles cubren un mayor número de países. Las informaciones sobre la norma legal fueron tomadas del trabajo «Governance Matters – II. Updated Indicators for 2000/01» de Daniel Kaufmann y otros economistas del Banco Mundial.

Estos autores señalan «que la regla de la ley incluye varios indicadores que miden el grado al cual los agentes confían y acatan las normas de una sociedad. Estos indicadores incluyen percepciones de la incidencia del crimen, la efectividad y el carácter predecible del sistema judicial y la capacidad de hacer respetar los contratos. Juntos, estos indicadores miden el éxito de una sociedad en desarrollar un ambiente en el cual justas y predecibles normas forman la base para la interacción económica y social».

De este último informe hemos seleccionado una muestra de países asiáticos y latinoamericanos con el propósito de comparar el avance alcanzado en la calidad de sus instituciones. Los valores de medición de la calidad institucional van desde menos 2.50 para países con muy pobre respeto por las normas legales a 2.50 para áquellos con total respeto a tales preceptos.

Como se puede observar en el gráfico anexo, los países del Este de Asia que se desarrollaron en las últimas décadas alcanzan importantes valores positivos en la evaluación de su calidad institucional, lo que pone de manifiesto la relación directa entre calidad institucional y crecimiento económico. Los países de América Latina, con excepción de Chile y Costa Rica, alcanzaron evaluaciones negativas, como cabría esperar, dado el escaso grado de desarrollo de la región.

República Dominicana alcanzó una evaluación de 0.01, valor que aunque positivo está lejos de significar una buena calificación de la calidad institucional. Mejorar la calidad institucional constituye uno de los mayores retos que encara en la actualidad la sociedad dominicana de miras a crear las condiciones que demanda un crecimiento económico sostenido. El acuerdo DR-CAFTA, dado el impacto que ejerce el comercio sobre la calidad institucional, bien pudiese contribuir a realizar las reformas requeridas para ello.