¿Desarrollo sin crecimiento? Imposible para las economías

¿Desarrollo sin crecimiento? Imposible para las  economías

CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO), 01/08/2019.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habla durante su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional este jueves en la capital del país. El mandatario mexicano afirmó este jueves que el magnate mexicano Carlos Slim le prometió durante una reunión e miércoles que "seguirá invirtiendo en el país". EFE/José Méndez

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI) dio a conocer el último día de julio su primera lectura del desempeño del PIB en el segundo trimestre del 2019.
El dato revela un leve crecimiento, de 0.1% a tasa trimestral, lo que contrasta con el dato de -0.2% del primer trimestre del año.

Aunque la economía haya escapado de la recesión, para todo propósito práctico estamos en un estancamiento, pues en el primer semestre, a tasa anual, apenas hay un avance de 0.3%.

De hecho, si midiéramos las cifras en términos per cápita, habría un retroceso de algo así como -0.7%.

El propio gobierno implícitamente reconoció este mal desempeño, al lanzar un programa que busca reactivar la inversión y el consumo a través de impulsar el crédito de la banca de desarrollo para ambos propósitos, así como movilizar el gasto público.

El discurso oficial del presidente López Obrador había sido, hasta ahora, desestimar el escaso crecimiento económico y ponderar el desarrollo que se está obteniendo.

Para sustentarlo, el presidente refiere que este año tenemos uno de los mayores incrementos del salario real en varias décadas y que, adicionalmente, hay cientos de miles de jóvenes que se están beneficiando con programas sociales que les están dando ingresos que antes no obtenían.

Tiene razón en ello López Obrador. Hay un crecimiento de los salarios reales muy importante. Los salarios mínimos tuvieron un ajuste de 16.2%. Las revisiones salariales a través de negociaciones colectivas indican un crecimiento de 6.4% mientras que el salario medio con el que los empleados cotizan al IMSS creció a una tasa de 6.7% al año.

Con una inflación que está por debajo de 4 por ciento actualmente, hay mayores salarios reales, de 11.9% en los salarios mínimos; de 2.5% en revisiones de contratos colectivos y de 2.7% en el salario con el que se cotiza al IMSS.

Aunque el ritmo de crecimiento del empleo ha bajado desde tasas superiores al 4% hasta 2.4%, el aumento de la masa salarial real es de 5.2%.

Este indicador establece el crecimiento del monto real de recursos que está llegando a los hogares de quienes tienen un empleo formal. Para este segmento de la población, que es predominantemente urbano, no hay un deterioro de sus condiciones de vida, sino al revés.

Otro de los indicadores que habla de una ligera mejoría de los niveles de bienestar lo ofrece el Coneval. En sus mediciones, se señala que el ingreso laboral real aumentó a una tasa anual de 2.7% hasta mayo.

Esta medición se realizó antes de la salida de su titular anterior, Gonzalo Hernández Licona, lo que la hace libre de toda sospecha que pudiera surgir.

Esto significa que el porcentaje de la fuerza laboral cuyos ingresos no le alcanzan para adquirir la canasta alimentaria, definida por el propio Coneval, pasó de un 39.8% al cierre del 2018 a un 38.7% en el primer trimestre del 2019.

Es decir, es cierto que el menor ritmo de la actividad económica no ha significado un deterioro de los niveles de vida de una gran parte de la población… hasta este momento.

Sin embargo, el punto central es que si no hay crecimiento económico no habrá condiciones para mantener la mejoría en los niveles de bienestar.

Usualmente, las empresas limitan los despidos hasta que visualizan que habrá un cambio de tendencia en la dinámica de la economía claramente hacia la baja y entonces se ven obligadas a recortar personal. Cuando esto se hace de manera generalizada, se presenta una tendencia a la baja en el empleo que dura varios meses.

Hasta ahora no hemos tenido ese fenómeno en México, tal y como sucedió en 2008-09, por ejemplo, pero la persistencia del estancamiento económico lo haría inevitable al final de este año. En ese contexto, además de la pérdida del empleo, sería muy difícil que se mantuviera una tendencia positiva en los salarios ante un volumen de oferta de mano de obra que rebasaría a la demanda.

El otro riesgo que existe en un contexto de escaso crecimiento es la falta de recursos fiscales para financiar los programas sociales del gobierno.

Menor crecimiento se traduciría en menor recaudación, y ante la decisión de no subir impuestos ni elevar el endeudamiento, inevitablemente enfrentaríamos falta de fondos para muchos programas.

Es decir, aún las variables que en este momento le pueden permitir al gobierno decir que aún sin crecimiento hay mayor bienestar en amplios grupos sociales, se verían afectadas negativamente si la economía mexicana no crece. Sin crecimiento será virtualmente imposible tener desarrollo aunque nos alejemos del modelo neoliberal.

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