Desbalances

Desbalances

Los artículos: Inmigración y Emigración, proponen la eliminación o disminución de los desbalances a través de las fronteras como forma de evitar la enorme atracción que ejerce ver la buena vida cuando uno está pasándola muy mal. La propuesta es heróica, va a contrapelo de la rústica naturaleza humana, quizá por eso, ni siquiera se ha intentado de forma seria. Aunque constantemente aparecen programas de ayuda al tercer mundo que en realidad contribuyen a ayudar al país “donante”.

Las personas no somos iguales. A ver, no confundirse. Todos tenemos los mismos derechos pero casualmente porque actuamos sobre el plano nivelado de los derechos, algunos destacan más que otros. La realidad humana es que las capacidades y aptitudes de los individuos son diferentes, unos son físicamente más fuertes, algunos más inteligentes, más decididos, menos laboriosos, más bravíos, en fin, que cuando se abre la gatera, los “caballos” no tienen la misma categoría; contrariamente al caso del hipódromo y en el que, aun así, los equinos terminan en cierto orden, del primero al último. En consecuencia, con mayor razón, en la carrera de los humanos, en la que las distintas destrezas y cualidades se agregan para causar mayores separaciones.

Las cualidades humanas iniciales mejoran dependiendo de la crianza, escolaridad, disciplina, las costumbres del país, etc., así los habitantes que no gozan de estas ventajas quedan todavía más atrás. Las diferencias se agrandan y las probabilidades de éxito de los últimos son cada vez más escasas. Lo mismo ocurre con los países, los más disciplinados, trabajadores, honestos, etc., se van adelante y se convierten en los desarrollados, le siguen los en vías de desarrollo y finalmente los fallidos.

Esta línea de razonamiento explica, en parte, las diferencias entre personas y países. Desde luego, el cuadro no estaría completo si no llegamos al punto en que los más desarrollados, los más avanzados, los más “vivos”, los que están en mejores posiciones públicas, se aprovechan de los más débiles y del tesoro público. La espiral continúa hasta los niveles de miseria que vemos en distintos países.

La descripción es decepcionante, desesperanzadora, concupiscente. Uno se preguntaría cómo parar esa espiral que resulta de la naturaleza humana burda. La solución no es imposible, un país como Suiza ha llegado a organizarse de forma que las pronunciadas diferencias han quedado reducidas considerablemente. Lo mismo sucede con los países de Europa del norte. ¿Cómo lo han logrado?

La educación seguro que tiene mucho que ver con los sistemas que han desarrollado. Educación y fuerza son las únicas formas para domar la burda naturaleza humana. Los suizos se decidieron por la educación, han llegado a la conclusión que todas las decisiones deben tomarse mediante referéndum público, si es de influencia nacional votan todos los ciudadanos, si es provincial votan los ciudadanos de esa provincia y así sucesivamente para municipales, etc. Puesto que la gente es educada, vota su conciencia, lo que le conviene; así es imposible imponer la voluntad de un pequeño grupo, por tanto, gana lo que verdaderamente prefiere la mayoría.

La repetición del proceso suizo, a través de muchos años, hace el mismo efecto que cuando se pasa arena por varios tamices de distintos calibres, el resultado es el material que se quiere. Es decir, a base de someter a referéndum un tema, luego otro tema, después otro, etc., no sólo se perfecciona el proceso, sino que cada vez es más difícil que se escape algo. Finalmente, el sistema en general se hace más justo, equitativo, menos abusivo de unos sobre otros.

 

El bienestar que han alcanzado los suizos los ha convertido en un destino ansiado por sus vecinos ricos: alemanes, franceses, ni decir de los pobres. Las emigraciones de sus ciudadanos son mínimas, probablemente menores que las de los demás países desarrollados, quizá con excepción de los más nórdicos que también han logrado altos niveles de vida. Es por tanto, posible conseguir el bienestar de los ciudadanos sin tener que explotar a los más débiles.

Extendiendo los modelos suizo, nórdico y cualesquiera otros sistemas con un fundamento de educación, seriedad y justicia a los demás países, sin dudas, el problema de la emigración simplemente desaparecería, dejaría de tener importancia.

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