Descalificación y certezas

Descalificación y certezas

La inquietud previa auguraba conflictos. La cuidadosa previsión, luego de la emergencia, quiso evitar lo peor. El objetivo fue logrado con empeño, convicción y la asunción de una actitud que debe replicarse en momentos de crisis y antes. La República Dominicana fue partícipe, a través de la representación de la Junta Central Electoral -JCE- gracias al llamado de la incansable y eficiente Secretaría Ejecutiva de la Unión Interamericana de Organismos Electorales-UNIORE- y de la Asociación de Organismos Electorales de Centroamérica y el Caribe-AOECC- a cargo del Centro de Asesoría y Promoción Electoral-CAPEL- dependencia del Instituto Interamericano de Derechos Humanos-IIDH-.
A pesar de un proceso electoral sin fisuras, que demostró la dedicación del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala-TSE-, el resultado de la primera vuelta, celebrada el día 16 de junio, expuso a los organizadores de las elecciones a un embiste continuo. El acoso mediático pretendía acorralar al TSE. El interés era procurar su descalificación. No importaban antecedentes ni entrega. Hubo alerta roja. Para la celebración de la segunda vuelta faltaba poco y el TSE necesitaba preservar su autoridad, maltrecha gracias a la guerra sin armisticio declarada por las redes sociales. La cooperación internacional actuó. Las entidades que agrupan órganos electorales en la región estaban pendientes. La Misión de Seguimiento, propiciada por CAPEL, evaluó la situación, in situ, acrecentada por un inadvertido fallo técnico. Y acató la solicitud del legendario presidente del TSE, Julio Solórzano Barrios, para que un grupo de técnicos en informática, adscritos a los órganos electorales de Costa Rica y Paraguay, iniciaran el acompañamiento, tal y como fue sugerido por la Misión previa, integrada por representantes de Costa Rica, Panamá y República Dominicana. La JCE asumió la participación en nombre de la AOECC, debido a que ostenta la presidencia, pro tempore, de la asociación de órganos electorales más antigua del planeta.
La primera vuelta contó con 19 binomios presidenciales, las dos opciones para la segunda no concitaron la atención mayoritaria del electorado. Varias son las razones, afirman los analistas, desde el desinterés de la ciudadanía por las elecciones- según las encuestas a 8 de cada 10 guatemaltecos no les interesa la política-, hasta la ausencia de propuestas para seducir al electorado: “la campaña se basó en escándalos no en propuestas.”Del mismo modo, la previa elección de los gobiernos municipales satisfizo las apetencias regionales. El bienestar en los municipios no depende de los ocupantes de la Casa Presidencial. Además, existen algunos “negocios”, regenteados por las alcaldías, al margen de las decisiones presidenciales, que forman parte de las particularidades de la política chapina, comentadas por el ex vicepresidente Eduardo Stein Barillas, expositor invitado por el TSE, para compartir saberes con las misiones de Observación Electoral.
El aprendizaje ha sido valioso. Permite entender que existen nuevos y desconocidos desafíos que solo la buena voluntad no puede vencer. Prever es fundamental, allá y aquí, para contrarrestar los efectos de la emboscada. El protagonismo de la tecnología, el poder manipulador de las redes sociales, la judicialización de cualquier pendencia, dejan a cargo de la maledicencia historias de trabajo y compromiso. Arriesgan el apego a la institucionalidad y zarandean certezas imprescindibles para enfrentar contingencias peligrosas. También, es importante, tiene influencia, la resistencia a la aplicación de leyes, supuestamente anheladas. Cualquier proceso electoral sufre, se desdibuja, cuando prima la desinformación. Juntas, Consejos, Tribunales, Cortes Electorales, pueden tambalearse si la ficción persiste y logra el apoyo de la alienación que repite, sin indagar más allá de la audacia de un tuit. Cuando el odio no tiene identidad, tampoco tiene consecuencias y es capaz de provocar una crisis sin responsables.
Aunque existan paradigmas distintos, no es garantía de la democracia el triunfo de la desinformación, de la injuria mediática. La descalificación inicial del TSE fue tornándose en silencio, después en reconocimiento, cuando los resultados fluían y las enmiendas y pruebas para detectar y corregir fallos, lograron un resultado inexpugnable. De nuevo la emoción y la ratificación de la importancia de la cooperación horizontal, entre pares, cuando procede.

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