Descarados

Descarados

El ejercicio del poder requiere de un firme equilibrio moral. El poder no debe ser una herramienta para beneficio personal, debe  ser ejercido con miras que sobrepasen un cuatrienio.

El poder debe ser empleado para beneficio de los gobernados. El gran beneficio del gobernante debe ser el respeto de su pueblo, el aplauso de la posteridad.

En la década de 1970 comencé a escribir sobre el principal problema nacional: la cuestión moral. En la colección del vespertino  El Nacional quedaron las  huellas de esas reflexiones.

Siempre he estado claro en la evolución de la sociedad y de cómo hay principios que perduran por encima modas salidas de la chistera de magos de feria, que quieren imponer como bueno lo que está dañado y huele a podrido.

Un  amigo de entonces y de ahora, me dijo que mis artículos trataban un solo tema: la cuestión moral. Su observación me daba la razón en lo que a mi intención se refería: no basta con una sola vez.

Es falso que ahora la gente es peor, que su conducta es más disoluta o que se retorcieron las leyes para convertir la noche en día y el día en noche.

En este tramo de la campaña política vemos manifestaciones y acciones que nos permiten ahondar en la cuestión moral. La política debe ser un conjunto de acciones que se ejercen en busca del bienestar de todos.

Estamos en el momento en que los politiqueros, aquellos que intervienen  o brujulean en política, que tratan la política con superficialidad o ligereza, que hacen política de intrigas y bajezas, son descubiertos en cualquiera de sus malvadas acciones.

En todas las épocas, en todos los países, hubo gobernantes que aprovecharon el poder, que aprovecharon su fuerza para hacer mal uso de ella y acumular fortuna de manera ilegal, indebida y abusiva.

Cuentan que el general Ulises (Lilís) Heureaux Level fue invitado a una cena en casa de una familia de amigos y compadres en Santiago de los Caballeros. Al final del condumio el general, tocando sus labios con una fina servilleta de exquisito bordado, le dijo a su compadre: la próxima vez que se robe la gallina, esconda las plumas.

El general Ulises (Lilís) Heureaux Level era un gobernante tan corrupto como cualquiera de los dictadores y tiranos que hemos sufrido en cualquier lugar de la tierra; pero el general Lilís quería guardar las formas.

Creo que era Abraham Lincoln quien decía: se puede engañar a todo el mundo una vez, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

La gente de este gobierno de Leonel, Danilo, Margarita y los corruptos del PLD, ni siquiera guardan las apariencias.

Nos mienten, saben que nos mienten, pero no nos engañan.

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