Descifrando a Trump y el Libre Comercio

Descifrando a Trump y el Libre Comercio

Trump es un hombre simple, primitivo, incapaz de ocultar sus objetivos pues se considera auto suficiente. Así, para descifrarlo hay que salirse de la lógica de la interpretación para tomarlo en serio y literal. Sabemos que miente, pero sus mentiras son exageraciones no ocultamientos. Sabemos que no tiene prurito, pero no porque sea un sinvergüenza sino porque es egocéntrico. Sabemos que su estilo de negociación es atropellante, pero el sistema norteamericano está activado para limitarlo. En este último punto es que hay que hacer todos los esfuerzos, es decir, hay que entender el entorno internacional y los intereses norteamericanos para saber qué de las cosas que promete Trump se cumplirán primero… porque Trump tratará de cumplirlas todas.
Donald Trump, para suerte del mundo, seguirá tuiteando. No puede evitarlo. Esa herramienta le dio la exposición y la atención que le dieron el triunfo. Eso implica que si bien no sabremos con antelación los pasos que va a dar, al menos lo sabremos tan pronto los dé. Toda noticia es ya noticia vieja pues con él todos los días una nueva noticia desplazará la anterior. Es un reactor nuclear fuera de control.
Muy especial atención merece el neoproteccionismo que impulsa Donald Trump. Noticia vieja, pero cuyos verdaderos impactos aún están por verse. El portavoz del FMI, Gerry Rice, afirmó que es probable que las restricciones a la importación anunciadas por Trump causen daños no solo a terceros países, sino también al propio Estados Unidos. Se refería a las medidas arancelarias contra la importación de aluminio y acero, dos emblemas del industrialismo norteamericano.
Los países desde los cuales EE. UU. importa acero en orden de importancia son: Canadá, Brasil, Corea del sur, México, Rusia, Turquía, Japón, Alemania, Taiwán, India, China y Vietnam. En este renglón, el arancel es fuerte, 25%; pero ¿se lo impuso a todos los países del listado? No. Dos de los cuatro más importantes: México y Canadá (ALCAN) no fueron alcanzados por la medida. Tampoco están incluidos los países de la Unión Europea, también están excluidos Australia, Brasil, Corea del Sur.
Donald Trump para defender sus medidas dijo que “Las guerras comerciales son buenas, y fáciles de ganar”. Si vemos que los mayores exportadores fueron excluidos, parecería que su anunciada guerra comercial es más una exageración que una actitud generalizada. La declaración de guerra parece ser a China. Los metales representaron el 5,1% de las importaciones estadounidenses de China en 2016, según cifras del Banco Mundial. Sin dudas, muy importante para China, y relativamente insignificante para EE. UU.
Eso permite pensar que la medida buscaba dos objetivos, molestar al gigante asiático y asustar a todos los demás. ¿Con qué fin? Tratar de obtener ventajas renegociando los términos de los acuerdos comerciales. Trump ha sido enfático en decir que el ALCAN tiene que ser replanteado. China es un tema más complejo, en lo comercial y en la geopolítica. Igual, busca reacomodar los términos.
¿Eso quiere decir que no hay peligros para el libre comercio? Claro que los hay. No directamente derivados de la medida… pero una vez rota las reglas del juego, podríamos estar al inicio de una guerra comercial de baja intensidad, pero generalizada, no sólo con EE. UU., si no entre otros países. La OMC no está en su mejor momento.

Más leídas