Desconcentración y supervisión -Las claves del desarrollo dominicano-

Desconcentración y supervisión -Las claves del desarrollo dominicano-

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Es obvio que los ayuntamientos son el nivel político en el cual se manifiesta en toda su magnitud la democracia en toda sociedad organizada, tanto en el orden político como en el social, económico y cultural: aunque éstos deben contar con el apoyo de las organizaciones regionales y nacionales para el planeamiento urbano, la protección del ambiente, la creación de empleos, la educación y la asistencia en materia de salud, transporte, cultura, arte y deportes. Los distritos municipales deben depender también de la supervisión, para sus trabajos y funciones. Los municipios deben estar en coordinación con las regiones a las que pertenecen, sobre todo para las construcciones, el uso y protección de las obras del Estado en el ámbito municipal, así como en la explotación de los recursos de la región.
Por su parte, la construcción de las obras del Poder Ejecutivo que tienen lugar en los municipios, se deben organizar en torno a los comisionados responsables de sus regiones de desarrollo, organizados estos en sus grandes barrios, secciones y parajes. Los gobernadores deben también estar presentes como representantes del Presidente de la República, en apoyo a los comisionados regionales, que son quienes deben orientar a nivel técnico los trabajos en los territorios a que pertenecen.
Los municipalidades dominicanas han devenido en los últimos 12 años en auténticas cenicientas de la administración pública, abandonadas por los poderes Ejecutivo y Legislativo, en las que han visto reducidas sus asignaciones, de un 8% de los ingresos gubernamentales en el 2004 y por ley al 10 % desde el 2005; a menos del 3% que recibirán en el 2017, sin contar con su exclusión del “presupuesto complementario” que fue añadido desde ese año, ni con el que se otorga a la Liga Municipal Dominicana, la que nada hace de lo que le corresponde hacer, como la asesoría y la supervisión en planeamiento urbano, la supervisión financiera, coordinación intermunicipal y la protección ambiental, pues aunque cobra por esa asesoría lo que hace es pagar una burocracia parasitaria y resolver aspiraciones de riqueza personal. Para colmo de males, muchos de los propios alcaldes y directores de distritos desperdician la mayor parte de lo reciben para casi nada de interés público. Todo ello explica la miseria casi absoluta de nuestras ciudades y munícipes.
La efectiva supervisión de todos los organismos y funciones que reciben recursos públicos es vital para nuestro desarrollo.

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