Desconcierto por desaciertos

Desconcierto por desaciertos

AMPARO CHANTADA
El desconcierto se provoca cuando un discurso induce una acción que no se hace, hay una espera frustrada que provoca desilusión. Por ejemplo, cuando con una actuación autoritaria se desmonta el discurso de la participación ciudadana. Ese desconcierto que es desorden, discordancia, provoca decepción, aflicción, abatimiento, lleva a la indiferencia y al cinismo, erosiona la pasión y la esperanza, lleva a la pérdida de legitimidad de cualquier superior, o de un gobierno o de los partidos políticos. Es un gran desconcierto que presencia el país, entre desaciertos y retracciones, entre aprobaciones de contratos leoninos seguidos de pronunciamientos evasivos casi contradictorios.

La problemática ambiental se enfrenta a desconciertos y desaciertos con algunos ejemplos recientes. La importación del rockash (2000-2004) y su vertido en el país es dos veces violatorio a las leyes nacionales: a la Ley General de Medio Ambiente 64-00 y a ley 218 del 28 de mayo de 1984, difícilmente adoptada después el caso de la basura de Oviedo (1982 – 1986) pues en el juicio reciente, resulta que no tiene responsables ni culpables cuando todos esperábamos la aplicación sencilla de la Ley y era evidente que culpables habían y encumbrados personajes que por suerte, perdieron su virginidad moral y política con ese caso. Otro ejemplo es Puerto Plata – Río San Juan: Mientras el Presidente de la República llama a la sociedad civil a participar en la consulta para opinar, y reformar la Constitución del país, incluso llegó a prometer una Constituyente, al mismo tiempo en Rio San Juan, los comunitarios exigían explicaciones sobre los motivos de la extracción y pedían los resultados del E.I.A., cuando estos se debían haber ofrecido, en vistas públicas previo a la regeneración de la playa de Puerto Plata, E.I.A. que de toda evidencia no se realizó, violando la ley general de medio ambiente 64-00. La sencilla realización de las vistas públicas hubiera ahorrado a la población muerte, sufrimientos, heridos, zozobras, destrucciones y por consecuencias, gastos al país, hubiera permitido escuchar las vivencias de la comunidad, su sabiduría y su experiencia en observar su litoral e informarla sobre lo que iba a suceder en su municipio y ofrecer las garantías que calmaran sus inquietudes. En lugar de eso, se actúa, de manera autoritaria, de espalda al pueblo, que ya tiene conciencia de sus derechos y de su patrimonial natural y los defiende frente a la incógnita que supone destruir su costa para favorecer,a otro destino turístico. Más tonta y cruel es la acción, que desviste a Río San Juan para vestir a Puerto Plata en un flagrante desconocimiento de las frustraciones locales provocadas por el abandono de ese polo turístico.

Otro ejemplo, la Isla artificial de Santo Domingo. Mientras se pensaba, el proyecto más o menos enterrado, y que el Presidente de la República dijo que no aprobará el proyecto de la isla artificial y que numerosos voceros difundían esa noticia, incluyendo al director de la DIAPE, al estupor de los ambientalistas, el contrato, por magia, con cinismo y confabulaciones, “caminó solo hacia” el Congreso y el Senado, sin dejar huellas de la senda recorrida. Incluso se habla de contrato, pero se dice que no existe un nuevo contrato y el único que leímos era anticonstitucional por lesivo a los intereses de la Nación.

Pero los desconciertos no son de un solo lado, son de todos lados, pues numerosos diputados del PRD y del PRSC lo aprobaron con una desfachatez inconmensurable, desconociendo la disciplina partidaria y sobre todo el mecanismo institucional que ellos mismos adoptaron, la vista pública, donde la sociedad civil, en su conjunto, opina sobre un proyecto. La “isla” fue objetada por todos los sectores de la sociedad, por excluyente socialmente, violatorio a la Constitución de la República, no sostenible ambientalmente en un Caribe afectado por los cambios climáticos generales, por aventurera y arriesgada, y a pesar de ese rechazo unánime, esos personajes que cesan sus actividades en algunos días, se apuran de aprobar ese proyecto a las 3 de la mañana,… en una fascinación y obstinación por el trabajo, que sorprendió pues nunca antes habían demostrado tanta obstinación y asiduidad demostrando además al país que la vista pública es una mascarada de la participación ciudadana.

Entonces, las cúpulas dijeron por todos los vientos y montes del país, que no querían la Isla en una especie de cacofonía pública repugnante uniéndose a los desaciertos para crear una pesadilla de mal gusto. Los ambientalistas no olvidan que en 1984, un proyecto antinacional fue encaminado por un prominente dirigente del mismo partido que repitió la hazaña con el escandaloso rockash, recordándonos así, que no todos los partidos son iguales, pero tampoco son muy diferentes.

Con la regeneración de la playa de Puerto Plata, se pone de evidencia las quejas de los planificadores. La regeneración de la playa es el costo ambiental y económico inmediato a pagar por los impactos de una explotación irracional de la costa Norte, de la falta de una política nacional de ordenamiento territorial, de la falta de planificación urbana en la ciudad, de la inconsistente política cultural que ha dejado perder parte del patrimonio arquitectónico de Puerto Plata. No se buscaron las causas que provocaron la erosión de la playa, todo parece indicar que en Puerto Plata se comenzó al revés, por el final. Todas las ciudades de la Costa Norte necesitan políticas de rehabilitación urbana, de saneamiento ambiental, de planificación urbana, normas y supervisión y de seguro, que sus playas dejarán de erosionarse, pero desgraciadamente, hoy son todas las playas, de la Costa Norte, que necesitan urgentemente una regeneración, operación costosa para el país y además no sostenible a largo plazo, porque habrá que regenerar constantemente y hay que regenerar ahora las playas de Sosúa y Cabarete y pronto serán las de Las Terrenas, Bávaro y Punta Cana.

Hace algunos años se gastó tiempo y dinero, para preparar una Ley de participación popular; sería una terapia contra el desconcierto y los desaciertos, es urgente que la población intervenga en la determinación de la políticas locales, hay que descentralizar, hay que regionalizar, hay que participar desde abajo, en todo, para evitar esos desaciertos que angustian y socavan la inteligencia y la razón.

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