Desconcierto

Desconcierto

Luis Scheker Ortiz

Me he quedado, pasmado, estupefacto, conturbado, luego de leer por tercera vez el artículo publicado el pasado sábado dos de septiembre en el periódico Hoy titulado: “Balaguer, Alburquerque y Abinader”, de la autoría de mi apreciado amigo Guillermo Caram merecedor por su recta trayectoria, de respeto y estima personal, que esta vez, al finalizar la lectura de su artículo creo que el tiro le salió por la culata.

Puedo tratar de comprender su gratitud y alabanzas al referirse a su dilecto líder político Dr. Joaquín Balaguer Ricardo quien como señala “hábilmente acallaba a sus opositores”, no teniendo reparo alguno, teniendo por ejemplo designar a Luis Amiama Tío Ministro de Interior y Policía para que investigue el ajusticiamiento del Mayor General Antonio Imbert Barreras, siendo Luis Amiama uno de los conjurados en dicho homicidio.

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Guillermo Caram fue un fiel servidor y amigo del Dr. Balaguer habiendo desempeñado altos cargos político – administrativo durante su gobierno, entre otros, Sub-Director de ONAPLAN, con el apoyo de su partido político Social Cristiano, siendo su Vicepresidente. Pero Caram parece olvidar no solo aquellos 30 años de pesadumbre cuando su líder, Joaquín Balaguer fungía como mentor y guía silente de la cruel dictadura del Generalísimo Trujillo y, peor aún, los doce luctuosos años de su de su nefasto gobierno de férrea persecución y muerte de dirigentes políticos y opositores, comunistas o no comunistas.

Vienen a la memoria de tantos viles asesinatos como lo fueron por citar algunos el de prestigioso dirigente político Amin Abel Hasbun en su propia casa, con su esposa e hijos; de los Palmeros, de Amaury Justo, Jefe del Comando de la Resistencia, el excelso periodista opositor, Orlando Martínez Hawley, Jefe de redacción, de la Revista Ahora, Gregorio García Castro, Jefe de Redacción de Ultima Hora el aborrecible crimen del pudoroso General de las Fuerzas Armadas Francisco Alberto Caamaño Deñó, héroe de la Revolución de Abril, 1965, ex presidente de la República, sentenciado a muerte por Balaguer: “Aquí no hay celda, para ese hombre.” Y así fueron perseguidos grupos de jóvenes revolucionarios, algunos forjados en Cuba, con la misión de combatir y destituir del poder ese nefasto régimen que desde su llegada al solio presidencial, 1966, durante doce nefastos años de gobierno “desató una ola de represión, exilios, encarcelamientos, persecuciones, asesinatos contra dirigentes políticos, estudiantes y obreros.” Y todavía en nuestra amada tierra, centenares de alabarderos y políticos desaforados tienen la cachaza de querer “honrar” con su nombre y apellido, calles, avenidas, parques y hasta un aeropuerto.

Tal como lo describe Caram, Balaguer “subsanaba críticos involucrando adversarios a su gobierno. Acallaba opositores, nombrándoles sus voceros. Su proceder trascendía al terreno de las estrategias política. Todo un gran señor … ¡Malvado y embustero! Como pedirle entonces al presidente Abinader, que “proceda como Balaguer, para gobernar como é! ¡22 años! Dios nos libre de todo mal. ¡AMEN!

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