Desconfianza general

Desconfianza general

El mundo de hoy atraviesa por grandes transformaciones; algunas han sido “graduales”, otras las llamaremos “abruptas”. Los cambios son visibles desde todos los ángulos: tecnológicos, sociales, políticos, morales, estimativos. Tenemos un Papa “en retiro”; y otro latinoamericano, que bebe mate y escucha milongas; Barack Obama es un Presidente mulato en una tierra habitada mayoritariamente por blancos. Los partidos políticos no son, como antes, de izquierda o de derecha; ahora son “ambidextros”, esto es, simultáneamente populistas y reaccionarios; pero en multitud de casos depredadores del erario. En todas partes los derechos humanos siguen siendo tan apreciados como pisoteados. Narcotraficantes y asesinos por paga son “ciudadanos del mundo”.

Los jóvenes viven satisfechos en el ambiente “que les toca”; se acostumbran al “nuevo estilo” y crecen con él como peces en aguas cenagosas; los viejos, en cambio, deben elegir entre dos caminos: o adaptarse trabajosamente o rebelarse peligrosamente. Cada país presenta un aspecto; o “variante local”, de estas transformaciones

Inquietantes. Los “yihadistas” decapitan periodistas extranjeros por motivo religioso o político; en ciertas zonas del mundo se aducen para reprimir argumentos ideológicos. Hace tres días circuló la noticia de que en “Occidente” se están formando tropas para matar “ateos y homosexuales”. Siria, Irak, Ucrania, Afganistán, Israel, son lugares donde no cesa la violencia.

Benjamin Netanyahu, Primer Ministro israelí, ha viajado a los Estados Unidos en “visita oficial”; ante el Congreso de ese país ha pronunciado un discurso en que se opone a la política del Presidente Obama en lo tocante a Irán e Israel. Una situación ésta de difícil comprensión para personas ajenas a la política interna de los EUA. Para colmo, escuchamos que algunos congresistas advirtieron a las autoridades iraníes que “cualquier acuerdo será papel mojado una vez el Presidente Obama termine su mandato.

Bancos, partidos, monedas, son otros tantos motivos de preocupación; especialmente para los países pequeños con economías débiles o enteramente dependientes. Los líderes de estos países tendrán que tomar las medidas que crean convenientes para sus respectivos pueblos, sin esperar que las grandes potencias tracen “caminos razonables”. No habrá más remedio que atreverse a llamar al pan pan y al vino vino. Los problemas migratorios –en Europa y las Antillas –están en primer lugar.

 

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