Desconfianza por impunidad

Desconfianza por impunidad

Una buena parte de los dominicanos tiene la creencia de que ocupar un puesto en la administración pública es un salvoconducto para hacerse de dinero. La creencia se alimenta no sólo de la facilidad conque alguna gente se hace rica desde un puesto en el Estado, sino fundamentalmente en la impunidad que protege a quienes así actúan.

El representante local del Banco Mundial, Roby Senderowich, considera que los dominicanos desconfían de sus instituciones y por eso se resisten a pagar impuestos. Los que así piensan no confían en que al dinero que pagan se le dé un destino adecuado y, por lógica, dudan que haya castigo para quienes disponen indebidamente de los recursos del erario.

El país necesita un cambio de imagen, pero un cambio real, no cosmético. El Estado tiene que ser el primero en despertar la confianza en sus instituciones, y para ello tiene que empezar por castigar los actos pecaminosos, desde los más pequeños hasta los más grandes y escandalosos.

Una vía para lograrlo es darle el curso correspondiente a las auditorías, y que los responsables de recursos públicos respondan por la forma en que lo usen. Otra vía es hacer que el gasto público llene un cometido de utilidad basado en la calidad y la pulcritud. Hay que empezar a actuar en ese sentido para recuperar la confianza y acabar la impunidad.

El mercado de los químicos

El mercado de sustancias químicas es en este país uno de los más caóticos y libertino. Cualquiera sale por ahí a vender sustancias que van desde supuestas medicinas hasta cosméticos y compuestos para limpieza, insecticidas y raticidas.

Hasta hace poco, un destapador de cañerías denominado “plomerito” era vendido por la libre. El Instituto de Protección al Consumidor dispuso que fuera sacado del mercado porque era utilizado para agredir personas, pero hay a disposición del público múltiples sustitutos, como el ácido clorhídrico, cuyo nombre popular, “muriático” significa nada menos “que causa muerte”.

Especialistas médicos han advertido sobre los peligros que para la salud representa el uso indiscriminado de químicos en el hogar. Hay demasiado oferta de productos para el hogar hechos de manera rudimentaria, por gente no especializada. Quizás Pro Consumidor pueda hacer algo al respecto.

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