Por casi dos semanas, las tilapias del embalse de Hatillo han estado muriendo masivamente  sin que se haya establecido con precisión la  causa de esta  destrucción de una fauna que sustenta la vida de decenas de pescadores. Los ríos de la zona, de gran actividad minera, descargan aguas ácidas.

Hatillo, Sánchez Ramírez. La mortandad de peces de la especie tilapia continúa en la presa de Hatillo, lo que preocupa a pescadores  y residentes de esa comunidad que vive de la pesca y el ecoturismo.

Hasta el momento las autoridades no han establecido  las causas del problema que lleva cerca de dos semanas y aún se esperan los resultados de muestras tomadas hace 10 días.

Los técnicos de Medio Ambiente que estuvieron en la zona determinaron que las aguas  de los ríos que alimentan la presa, como son el Zinc, Yuna y Magajita,   tenían un nivel de acidez alto, pero no se estableció que fuera la causa de las muertes.

Tanto dentro del lago como en sus orillas se observan decenas de peces muertos y moribundos. Además una especie de espuma puede verse en las aguas.

Algunos ejemplares presentan una acumulación de residuos y una especie de infección  en sus agallas que le impiden respirar, por lo que llegan a la orilla, tratando de salvarse.

El hedor es notable en los alrededores del lago de la presa  por la descomposición de los peces muertos.

En tanto una ola de especulaciones  e informaciones interesadas se han diseminado en las comunidades aledañas a la presa, donde  algunos atribuyen  la muerte de los peces  a la contaminación emanada por algunas de las tres empresas  mineras de la zona que son Barrick Gold, Cerro Maimón y Falconbridge.

Prohibir pesca.  Para  el empresario ecoturístico José Miguel de Peña, las autoridades de Medio Ambiente y/o Agricultura debieron prohibir la pesca hasta que se determine lo que está matando a los peces.

Expresó que, aunque la medida parezca drástica, es la adecuada, ya que hay pescadores  inescrupulosos  que pueden capturar peces moribundos para la venta, por lo que el papel del Estado es priorizar  la preservación de la salud humana por encima de cualquier actividad comercial.

Señaló que entre las teorías sobre la muerte de peces está la de que donde nace el río Magajita la minera Barrick Gold está removiendo suelo contaminado, que con las lluvias ha sido arrastrado al río, elevando su acidez. De Peña desconfía  que los resultados de la investigación puedan arrojar mucha información, puesto que los técnicos sólo tomaron muestras de agua y no de los peces muertos  para que, mediante autopsia, se sepa qué los envenenó. Abogó porque el Estado supervise rigurosamente las operaciones mineras y que trate el río Magajita para bajar su acidez.

Pescadores.  Para   el presidente de la Asociación de Pescadores de la Presa de Hatillo, Andrés Leonardo Romero, la situación es  preocupante, ya que la pesca es la actividad principal de subsistencia de la comunidad de Hatillo.

Señaló que  aunque sólo se  está muriendo una especie, los demás  productos pesqueros pierden valor porque la gente evita consumirlo por prevención.

Dijo, además,  que la tilapia es la especie que más se captura dentro del lago, por lo que la situación ha mermado considerablemente la pesquería.

Romero recordó que hace ocho meses murió una gran cantidad de peces en el río Zinc debido a un vertido de cloro.  Apuntó, además, que en el 2001 sucedió una situación  similar, pero no se informó la causa.

Señaló que en esta ocasión   esperan que cuando se obtengan los resultados, las autoridades establezcan sanciones sobre    los causantes de la mortandad masiva de los peces  que asegura es por la contaminación. 

Las claves

1.  Sólo tilapias

En el lago crecen varias especies acuáticas como truchas, carpas y camarones, pero la mortandad sólo afecta a las tilapias.

2.  No prevención

Pese  al problema, Francisco Rosario, pescador del lago, capturaba  tilapias para el consumo de su familia. Al ser advertido sobre la mortandad, dijo: “tal vez cuando se cocine no haga daño”.

3.  El río Magajita

Es el que  presenta mayor acidez desde hace  años, producto de los sulfuros a cielo abierto de la antigua Rosario Dominicana. Por las lluvias recientes creció, afectando todo su rededor. Incluso el puente en la comunidad de Hatillo, que fue cubierto por las aguas, está de color similar al   óxido, al igual que las plantas que estuvieron inundadas. En este río se observó que algunas vacas consumen agua.