El nuevo período de gobierno del Presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno, ya empezó y claro, con todas las celebraciones posibles previas, durante y después, algunas ya de costumbre y otras que se suman a las prácticas sociales y glamorosas que les da “contenido” a las redes sociales y las revistas de modas.
En su discurso, el Presidente nos envolvió con una serie de datos que pocas personas se toman la tarea de confirmar, pero aquí les hago el ejercicio de desconstruir algunos de ellos:
1- “La pobreza monetaria disminuyó del 25.8% en 2019 al 23.00% en 2023, y eso a pesar de la pandemia y de los efectos de la guerra. Y mejor aún, en este primer semestre de 2024 descendió al 18.90%; El nivel más bajo de toda nuestra historia.”
En este sentido, empecemos por describir el significado de “POBREZA MONETARIA” según la ONE: “Cuando un Hogar no tiene los recursos suficientes para adquirir una canasta básica de bienes y servicios”.
Vemos pues, que en el año 2019 el ingreso promedio de asalariados según el Banco Central era de 19,795 DOP y el costo de la Canasta Familiar era de 34,349 DOP, lo que refleja un déficit de -14,553 DOP, equivalente a un -73.52% de los ingresos, en dicha canasta.
Mientras que, en el año 2023 el ingreso promedio de asalariados, según Banco Central, era de 24,1332 DOP y la Canasta Familiar estaba en 43,995, lo que nos deja una diferencia de -19,863 DOP (-82.31%).
Es preciso señalar a los GRUPO OCUPACIONALES. Si nos fijamos bien, en el año 2019, los ingresos de solo DOS grupos ocupacionales podían cubrir en 100% o más su canasta básica, estos son: gerente y administradores, profesionales e intelectuales, y con todo y eso, estos grupos -según la misma fuente- han bajado su capacidad de ahorro en el intervalo 2019-2023.
2- “Además, el salario mínimo promedio ha crecido un 14.00% por encima de la inflación, mejorando así el poder de compra de los trabajadores dominicanos.”
Desde el 2021 al 2023 el ingreso promedio subió 25.74%, ahora bien, si se toma la inflación desde enero del 2021 a diciembre del 2023, que fue de un 20.00% acumulada según el Banco Central, la diferencia entre el porcentaje ganado por el ingreso menos la inflación es de 5.74%.
Pero, si hacemos este ejercicio donde se toma esa misma ganancia de ingresos (25.74%) y se compara con la inflación acumulada del mes de diciembre del 2021 a diciembre 2023, la cual fue de 11.68%, el resultado nos da: 14.06%, un número increíblemente parecido al dicho por el Presidente en su discurso, es decir, que por alguna razón desconocida, el cálculo del año para medir la inflación lo hicieron de diciembre 2021 a diciembre 2023, no de enero 2021 a diciembre 2023 ¿No fue él quien gobernó de enero a noviembre del 2021?
3- “Justamente las reformas que estamos emprendiendo en este periodo de gobierno están dirigidas a profundizar en la calidad de nuestra democracia haciendo nuestras instituciones más eficientes y austeras y garantizando la independencia y la separación de poderes. Durante los pasados 4 años hemos eliminado sustancialmente el gasto innecesario del gobierno y hemos destinado estos ahorros a atender las prioridades de los sectores más vulnerables de nuestra nación”
El Gasto Corriente en el 2019 era de 511,340.12 millones, equivalente al 13.01% del PIB. Ahora en el 2023 el gasto corriente equivale a 1,023,238 millones, lo que significa un 15.00% del PIB, lo cual, representó un aumento de 511,898 millones, es decir un 100.11%.
¿En qué es que estamos gastando menos que justifique decirle a la población semejante mentira?
Veamos, el gasto corriente correspondiente a salarios y transferencias corrientes en el año 2019 fue equivalente a un 82.88% del gasto corriente total, lo que significó un 47.84% del gasto total o público, equivalente a un 10.78% del PIB. Hay que señalar, que dentro de las transferencias corrientes están los subsidios sociales tales como: Bono Luz, Bono Gas, Avanza (antes Solidaridad), el SUBSIDIO ELÉCTRICO, las pensiones y jubilaciones, el Bono Estudiantil, ONGs, etc., son en esencia; pagos a instancias gubernamentales y privadas o a personas físicas o jurídicas.
En el año, 2023 los salarios y transferencias corrientes, representaron un porcentaje de 84.71% del gasto corriente total, 56.91% del gasto total o público, o lo que es lo mismo, un 12.71% del PIB.
La interrogante está en determinar si el incremento brutal en nómina pública registrado del 2019 al 2023, generó algún retorno social de importancia, o si el aumento de muchos de estos subsidios redujeron los niveles de pobrezas en el nivel más vulnerables de la pirámide social o si los mismos incrementos fueron eficientemente focalizados en términos de costos/beneficios socioeconómicos –para la tranquilidad espiritual de los ya sofocados contribuyentes de siempre-; igual si estos incrementos a empresas privadas como las EDES pueden considerarse como gasto de “calidad” o creador de “valor social o económico”. Creo son las preguntas de fácil respuesta detrás de mucho de estos datos presupuestarios.
¿En qué se gasta?
Cuando se toman estas ejecuciones de gastos del gobierno contra los ingresos recaudados por el Estado dominicano, el escenario de la austeridad se cae de la mata. Por ejemplo, en el 2019, según la Dirección General de Presupuesto, las recaudaciones de la DGII y Aduanas fueron de 627,354 millones. Los ingresos por Tesorería –que es por donde se canaliza el endeudamiento, entre otras partidas equilibradoras del deficit primario durante el ciclo presupuestario- fueron de 278,304 millones, para una recaudación total de 905,658 millones. El gasto público en el 2019, fue de 885,942 millones, por tanto, el balance entre ingresos y gastos, sin tomar en cuanta la Tesorería, fue de –258,588 millones de pesos, y con Tesorería, +19,716 millones de pesos.
En el 2023, según la Dirección General de Presupuesto, las recaudaciones de la DGII y Aduanas fueron de 991,847 millones (esto es un incremento de 58.10%, con respecto al 2019). Los ingresos por Tesorería fueron de 377,517 millones (incremento de un 35.65% con respecto al 2019), para una recaudación total de 1,369,364 (un incremento de 51.20%). El gasto público en el 2023, fue de 1,523,041 millones (un incremento con respecto al 2019 de 71.91%); por tanto, el balance entre ingresos y gastos, sin tomar en cuenta la Tesorería, fue de -272,606 millones de pesos, y con Tesorería de -173,393 millones de pesos.
Igualmente debe de señalarse, que el gasto financiero -que en esencia es el costo del endeudamiento total publico dentro del flujo presupuestario- en el año 2019 ascendió a 134,507 millones de pesos. Ya en 2024, ese gasto quedó registrado en 213,342 millones de pesos, es decir, subió en 58.61%, lo que significa que se multiplicó 1.72 veces en 5 años. En resumen, vemos que el gasto del gobierno sube a una velocidad mucho mayor que la velocidad recaudatoria, específicamente se gasta 1.40 veces más de lo que se recauda, al menos en el intervalo analizado de 2019 al 2023.
¿Como podemos justificar la famosa austeridad en el gasto público? Cuando acarreamos déficits primarios en la ejecución presupuestaria mayores que en el 2019 y un mayor volumen de aplicaciones financieras para poder cuadrar estos déficit. La pregunta clave es: ¿Cuales fueron las ejecutorias a nivel del gasto de capital y del gasto social y con qué recursos se realizaron cuando vemos claramente en qué se fue la mayoría absoluta del gasto público consolidado?
Esto significa que eso “que nunca se ha hecho”, lo cual, anuncia el Presidente de manera positiva (austeridad), es todo lo contrario. Nunca el Estado había sido tan depredador.
No hay que ser genios, para darnos cuenta de la suma de derroche que resulta de todas las denuncias respecto a la contratación de asesorías que tienen varias instituciones sin justificación, el incremento en publicidad, pago de influencers, montaje de actividades, gastos en cenas, almuerzos, etc. En fin, son siempre las cosas por donde empieza “la austeridad”, mientras, que este es un Gobierno experto en decir que la falta de ejecución presupuestaria para resolver demandas sociales y colectivas, son “ahorros”.
4- Pero nuestro mayor logro ha sido el avance en la educación inicial, de 3 a 5 años. A nuestra llegada al gobierno la tasa de cobertura para este nivel era de un 36.00% y tres años después, conseguimos pasar al 64.00%, con la incorporación miles de niños y niñas de las familias más humildes de nuestro país.
Señor Presidente, según los datos del MINERD, disponibles en su sitio web y de dominio publico; la tasa bruta del nivel inicial en los rangos de 3 a 5 años en el periodo escolar 2019-2020 era de 63.20%. Este mismo dato para el último período publicado, es decir, 2022-2023 la cobertura bruta del nivel inicial era de 63.66%. Mientras, la cobertura neta era de 57.10% en 2019-2020 y de 57.70% para 2022-2023. Vean que utilizamos un marco de 5 periodos hacia atrás que estadísticamente favorecería el análisis del Presidente.
Alguien nos explique: ¿En qué registro oficial descansa tan “revolucionario incremento” anunciado por el Presidente Abinader?
Las estadísticas pueden ser engañosas dependiendo de cómo se suministren o quien las suministre. En 2019-2022 los estudiantes del nivel inicial en Jornada Extendida eran 117,717, en el año escolar 2022-2023 fue de 150,972, lo que deja un incremento de 33,255 estudiantes. En primaria de la misma categoría -Jornada Extendida- subió en 35,042 y en secundaria 19,706 estudiantes. Las demás modalidades del sistema, digase, No Jornada Extendida, decrecieron en -148,466 estudiantes a nivel público del año escolar 2019-2020 al 2022-2023; esto produjo una disminución de la matrícula total de -60,463 estudiantes. Por tanto, un incremento de la cobertura de inicial de 77.78% en los últimos tres periodos, como enarbola el Señor Presidente, no es igual al incremento que se registra en los datos oficiales de 28.25% (pasar de 117,717 estudiantes en tanda extendida en inicial en 2019-2020 a 150,972 en 2022-2023); de haber sido así cómo dijo en su discurso, la matricula total no hubiese bajado de 2,058,675 en 2019-2020 a 1,998,212 en 2022-2023 (-2.94%); sino que un aumento en el nivel inicial de esta magnitud hubiese provocado un resultado positivo en la variación de la matricula total, es decir de todos los niveles consolidados.
5-“Acelerar el crecimiento promedio anual del PIB al 6%, que es la tasa necesaria para que se duplique en 12 años, requiere un conjunto de transformaciones importantes que estamos decididos a realizar. Una de ellas es la del sector eléctrico, que debemos hacer más eficiente, confiable y competitivo. “
Señor Presidente, ¡Ya esa meta la habíamos logrado!
Según datos del Banco Central, el crecimiento real del PIB del 2016 al 2019 fue 6.10% anual promedio. Ahora bien, desde el 2020 al 2023, época en la que usted asume el gobierno, dicho crecimiento es de 3.19%, tomando en cuenta que en el año 2023 –exceptuando la época de pandemia 2020- se registra el crecimiento real más bajo al menos desde 2016 de 2.36%.
Otro punto que hay que señalar, es que desde el 2016 al 2019, y según el Banco Central, la inflación promedio anual del país fue de 2.82 % y del 2020 al 2023, ha sido de 5.66%. Si se toma desde el 2021 al 2023, este porcentaje es de 6.95%, lo que quiere decir que si comparamos los periodos 2016-2019 con 2020-2023, en este último periodo se ha duplicado el nivel general de precios en el país.
Muchos saben que la inflación se mueve a diferentes velocidades según los bienes y servicios y hasta en términos geográficos, por lo que si buscamos estas mismas referencias inflacionarias en otras “canastas” -como dicen los economistas- tales como alimentos, construcción y otros bienes y servicios de primera necesidad, estos porcentajes son mayores al 15.00%.
Estamos de acuerdo con usted de que debemos como país y gobiernos hacer el sector eléctrico mas “ eficiente, confiable y competitivo”. La anterior gestión había dejado al mencionado sector con perdidas totales de 30.60% y al mes de abril del 2024 estas ya estaban por 41.90% (es decir 36.93% superior). Las perdidas de energía en 27.00% y al 2024 en 37.20% (37.78% más). La energía no cobrada en 3.60% y ya en abril de 2024 nos encontramos en 4.70%, nivel similar al de 2023 (30.56% más). Agreguemos a esto -en medio de una posible reforma fiscal o tributaria, integral o no- que las transferencias del Gobierno Central para cubrir el déficit de las EDES han pasado de 0.40% del PIB en 2019 a 1.40% en 2022 y al cierre del 2023 fueron de 1.20% del PIB. Por tanto, la meta es volver a como estábamos antes y no al mundo de lo que, según usted insiste que “nunca se ha hecho”.
6– De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos por primera vez, en el presente año 2024, superaremos la cifra de mil 800 millones de dólares en exportaciones de bienes agropecuarios a ese país, incluyendo la carne bovina cuyo mercado ha sido reabierto después de llevar más de 20 años cerrado.
Veamos un panorama más amplio de la balanza comercial, para hablar en términos de país:
En el año 2019, según el Banco Central, las exportaciones totales fueron de 20,508 millones de dólares y las importaciones de 24,840 millones de dólares, para un déficit comercial y/o exportaciones netas, de -4,332 millones de dólares, esto equivalía a un -4.87% del PIB. Recordemos que exportaciones neta o resultado de la balanza comercial es igual a las exportaciones menos las importaciones. Por tanto, este resultado es una balanza negativa.
Lo ideal, y la meta que buscamos para que nuestro país sea cada vez más próspero y productivo, es que nuestras exportaciones de productos nacionales sean superiores a la cantidad de productos extranjeros que consumimos aquí. En vez de buscar y crear las condiciones para que esta meta sea cada vez más cercana, este gobierno prefiere manipular al respecto, haciéndonos creer que como han subido las exportaciones, la balanza se ha puesto a nuestro favor, cosa que está lejos de lograrse, como podemos observar en el siguiente párrafo.
En el año 2023, las exportaciones totales fueron de 25,726 millones de dólares, es decir, un incremento de 5,218 millones de dólares con respecto al 2019 (+25.44% de incremento). Ahora bien, las importaciones totales fueron de 34,656 millones de dólares (un incremento de 39.52% ó 9,816 millones de dólares con respecto al 2019); para un resultado de la balanza comercial de -8,930 millones de dólares, lo que refleja un incremento de 106.16% con respecto al resultado de la balanza comercial registrado en el 2019. Este resultado del 2023 fue equivalente a –7.34% del PIB. Un resultado mucho más negativo.
¿Qué quiere decir esto? que el déficit comercial con respecto al 2019 se ha incrementado en -4,598 millones de dólares, es decir, 106.16%. Hay que señalar, que desde el 2016 al 2019, las exportaciones netas o déficit comercial, en promedio, representaron -4.11% del PIB, mientras que desde el 2021 al 2023 este promedio es del -8.89%, si se toma desde 2020 es de un -8.59%.
No aleguemos que las importaciones petroleras y derivados, son la causa de este déficit comercial por el lado de las importaciones. Estas, -las importaciones no petroleras y derivados- como porcentaje de las importaciones totales, representaron en 2019 un 17.55% del total y en 2023 un 17.51%, es decir, la misma participación relativa. Esto también nos dice que las importaciones no petroleras se mantuvieron con igual participación entre 2019-2023. En los períodos anteriores, dígase del 2010 al 2018, la participación fue de 20.90%, llegando alcanzar promedios de 27.07% como ocurrió entre 2011 y 2012.
Queda evidenciado que la política de “Tasa Cero” para importaciones de productos alimenticios, no nos ha favorecido, ni en el precio de los alimentos y mucho menos en disminuir el déficit de la balanza comercial.
A todo esto, este artículo, para el cual dediqué tiempo, búsquedas y consultas para validar datos con expertos, es un aporte con el intento de dejar plasmado que es posible hacer el ejercicio del razonamiento y así, palear el incremento de la banalidad, promovida por este Gobierno que trata los asuntos del Estado imitando a la Realeza; importantizando vestimentas, cocteles, personalidades de la farándula y experiencias gastronómicas, en función a una Toma de Posesión atiborrada de plagios discursivos, análisis engañosos y datos alterados.