Descontento, miseria y desempleo

Descontento, miseria y desempleo

Existe un descontento general debido a la miseria y el desempleo que se está viviendo en todas las provincias de la República. Da pena y vergüenza que mientras en este país los servicios básicos están por el suelo y el precio de los alimentos, como el pollo, huevos y otros no pueden ser más altos, la única preocupación del Gobierno del Presidente Leonel Fernández parece que es la modernización del Estado.

El servicio energético se ha desplomado como nunca en la historia, el aparato productivo no puede estar más abandonado, los hospitales son un desastre, la educación marcha a tientas, pero aun así el gobierno se gasta una fortuna en seminarios, talleres, en supuestos técnicos y en publicidad, porque piensa que con maquillaje pueden ocultar los problemas que tanto molestan a la población.

La Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social no sale de un conflicto permanente por el deterioro de los servicios a los sectores de más bajos ingresos, pero ese es un problema que no les preocupa a estas autoridades, más empeñadas en figurear que en brindar las atenciones que necesitan los más pobres.

Para qué hablar de la Corporación de Electricidad, si ese es un problema del dominio público. La población se ha dado cuenta de que mientras millares de niños se quedan sin aulas, o sin pupitres, la preocupación del gobierno consiste en las computadoras.

El pueblo tiene  que pagar un plátano por las nubes, no hay luz ni agua en los barrios de las provincias. La verdad es que por más hermoso que el presidente Fernández Reyna quiera pintar el panorama, son muchas las familias que se levantan y se acuestan única y exclusivamente con la gracia de Dios, porque es mucha la gente que está pasando las de Caín.

Estamos sin duda en presencia de un gobierno insensible, al que no le interesan los problemas de la gente de abajo, sino el maquillaje, la apariencia, que se gasta el dinero en asuntos no esenciales, mientras los problemas básicos crecen y golpean a la población más desposeída.

Lo que los dominicanos necesitamos en estos aciagos momentos que vive el país son realidades y no viejas utopías.

El gobierno debe incrementar la capacidad de generación de ingresos, orientando el funcionamiento y fortalecimiento del sistema económico para una mejor distribución de los ingresos en las clases más pobres y poner mayor énfasis en la inversión en el campo, en la producción agrícola, para ser autosuficientes y fomentar la exportación, dándole participación en los beneficios a los más pobres para que puedan mejorar sus condiciones de vida.

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