Descubren con ecocardiografía orificio en división de aurículas

Descubren con ecocardiografía orificio en división de aurículas

POR JOSÉ PIMENTEL MUÑOZ
Los estudios de ecocardiografía que se realizan en el Instituto Dominicano de Cardiología (IDC) están encontrando con mucha frecuencia en los últimos tiempos una anormalidad que se denomina aneurisma del septum intrauricular, es decir una debilidad de la pared que divide las aurículas del corazón.

Hasta hace cinco años esta patología era rarísima, pero ahora no solo se detecta a muchos pacientes, sino que quienes la tienen la combinan con otro problema: un agujero en la misma pared que es conocido en el lenguaje médico como foramen oval permeable.

El doctor Ernesto Díaz Álvarez, quien ha hecho la revelación, observó que estas anormalidades –que se presumen congénitas o sea que los pacientes nacieron con ellas– se están localizando en mayores de 50 años.

Díaz Álvarez, jefe del departamento de ecocardiografía del IDC, puso estos problemas como ejemplo de los hallazgos que se pueden hacer en un estudio ecocardiográfico, cuya importancia valoró, al punto de considerarlo el “más rentable para el paciente, no porque produzca dinero, sino porque es el que provee mayor información al menor costo”.

Explicó que muchas de las personas que sufren derrame cerebral isquémico puede que tengan orificio en la pared que divide las aurículas. “Aquellos accidentes cerebro-vasculares en los que se interrumpe la circulación por un coagulo, por un trombo, por una placa, puede que sean originados por un problema de este tipo, causante de lo que se llama embolia paradójica. Es un coagulo que está formado del lado derecho del corazón y que por ese agujero puede atravesar hacia el lado izquierdo e irse al cerebro y producir el accidente”, destacó.

A los pacientes a los que se les descubre este agujero se le indica, en primer lugar, antiagregantes plaquetarios (como la aspirina) para prevenir la formación de coágulos. Luego se les somete a una evaluación más profunda con ecocardiografía trans-esofágica para precisar la magnitud tanto del aneurisma como del orificio. De los resultados depende la recomendación del procedimiento a utilizar para corregir los problemas, que necesariamente no tiene que ser quirúrgico.

Una técnica nueva que se hace con cateterismo introduce un dispositivo que prácticamente sella el orificio intracardíaco. Antes, para corregir ese problema, había que someter al paciente a cirugía de corazón abierto, pero ahora no solo es en niños sino también en adultos, se introduce por la arteria femoral un catéter (alambre muy fino) que se lleva al corazón e instala un dispositivo doble de teflón, parecido a dos sombrillitas, que sella el punto de comunicación. El procedimiento es ambulatorio, toma apenas 30 minutos, aunque el paciente se queda una noche en el hospital bajo observación.

Durante la vida intrauterina, el feto recibe la sangre materna y ésta pasa libremente de la aurícula derecha a la aurícula izquierda por ese orificio intraauricular, el cual debe cerrarse automáticamente al momento del nacimiento. Pero en un porcentaje de la población el orificio queda patente, es decir abierto, y la persona llega a adulto sin saberlo e incluso sin síntomas. En muchos casos la existencia de esa vía de comunicación abierta no tiene consecuencias, pero en otras pueden sufrir embolias cerebrales. Mucha gente joven que ha sufrido accidente cerebro vascular sin una causa aparente, en realidad tienen foramen oval patente y se ha formado un coagulo que se va al cerebro.

Qué es el ecocardiograma

Consiste en visualizar el corazón y las válvulas cardíacas mediante ultrasonidos, proporcionando una información útil sobre su correcto funcionamiento. Es una prueba no invasiva y sin efectos secundarios, en la que se emplea ondas sónicas para crear una imagen en movimiento del corazón mucho más detallada que la de rayos X y no involucra exposición a la radiación.

El ecocardiograma convencional se hace colocando un instrumento que transmite ondas sonoras de alta frecuencia, llamado transductor, en las costillas cerca del esternón, dirigido hacia el corazón. Este dispositivo recoge los ecos de las ondas y los transmite como impulsos eléctricos. La máquina de ecocardiografía convierte estos impulsos en imágenes en movimiento del corazón. Pero existe también el ecocardiograma trans-esofágico, que se hace introduciendo por la boca una sonda que se lleva hasta el esófago, justo frente al corazón. Además se realiza, en casos muy especiales, la ecocardiografía de esfuerzo, la de contraste y la de estrés con dobutamina.

Con este exámen los médicos evalúan soplos cardíacos, verifican la función de bombeo del corazón y evalúan a los pacientes que han tenido ataques cardíacos.

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