En una tumba de hace 2.500 años en el oeste de China, los arqueólogos encontraron las evidencias directas más antiguas de que la gente fumaba marihuana.
En un complejo de tumbas sofisticadas en la cordillera de Pamir una región cercana a las fronteras de lo que ahora es China, Pakistán y Tayikistán, los excavadores encontraron 10 recipientes de madera y varias piedras con residuos quemados de la planta cannabis.
Los científicos creen que en la antigüedad se usaban piedras calientes para quemar la marihuana y la gente luego inhalaba el humo como parte de un ritual fúnebre. “Es la evidencia más fuerte y antigua de que la gente se drogaba“ con marihuana, dijo Mark Merlin, un botánico de la Universidad de Hawai que no participó en la investigación publicada el miércoles en la revista especializada Science Advances.
La historia del consumo de drogas en la antigüedad ha intrigado a catedráticos desde hace mucho. El historiador griego Herodoto escribió que la gente en Asia Central fumó cannabis alrededor del año 440 a.C. Durante el siglo pasado, arqueólogos hallaron semillas y plantas de cannabis enterradas en tumbas de zonas montañosas del Asia Central, incluyendo en el sur de Siberia, y otras partes en la región de Xinjiang, en el oeste de China.
Hoy día, los catedráticos no consideran los relatos antiguos como confiables a menos que estén corroborados por evidencias. Y dado que la planta cannabis tiene otros usos las semillas son usadas para extraer aceite y las fibras para hacer textiles la presencia de solo semillas no puede confirmar el uso de drogas.
Usando nuevas técnicas de análisis químico, los científicos del estudio evaluaron los residuos y hallaron evidencia de THC, el ingrediente activo de la marihuana. La mayoría de plantas de cannabis silvestre tienen un nivel bajo de THC, así que los investigadores creen que la gente que construyó las tumbas deliberadamente escogió o cultivó plantas con altas dosis.
“Durante los ritos funerarios, quienes fumaban quizás esperaban comunicarse con el mundo espiritual, o con la gente que estaban enterrando“, dijo el coautor del estudio Yimin Yang, de la Universidad de la Academia China de Ciencias en Beijing.