Desde ayer se exhibe “La Maldición del Padre Cardona”

<P>Desde ayer se exhibe “La Maldición del Padre Cardona”</P>

POR JORGE RAMOS
La actriz cubana Verónica López, quien encarna a Tulia en “La Maldición del Padre Cardona”, se lleva los lauros de la mejor actuación en la ópera prima del director Félix Germán, seguido por el dominicano Freddy Beras Goico en el papel de don Eligio Vargas, con una interpretación excelente, sin desperdicios.

 También sobresalen las actuaciones de Koldo como el Padre Cardona y la del dominicano residente en México, Anthony Álvarez (el Padre Gerónimo), quienes quedaron por encima de la coquetería de una Zoé Saldaña (Flor), experimentada en algunas películas hollywoodenses.

El principal atractivo del filme dominicano rodado casi en su totalidad en el municipio de Constanza, que de seguro va a ser visto en esta primera fase por cientos de miles de dominicanos, es el conocido elenco de actores y actrices de la televisión, el teatro y hasta del cine, como es el caso de Zoé y Anthony.

Milagros Germán, la diva de la televisión, quedó bien en su estreno en el cine en el papel de la tía Hortensia y ni hablar de veteranos del teatro como Carlota Carretero (madre de Flor), Lidia Ariza, Iván García, Ángel Haché, Karla Hatton, Olga Bucarelli, Flor de Bethania Abreu y Miguel Bucarelli, entre otros.

Completan la parte actoral el joven locutor Sergio Carlo, Tony Pascual, Richard Douglas y José Manuel Rodríguez.  

En la película estrenada en Malecon Center Cinemas cantan los artistas dominicanos Jandy Feliz y  Fefita La Grande. Esta última fue bien aclamada la noche de la gala premier cuando apareció dando golpes de cintura en la fiesta de los Vargas.    

 SINOPSIS
Clasificada por sus principales ejecutivos como comedia romántica, cuenta la fábula de un joven sacerdote al que las autoridades eclesiásticas mandan a ese pueblo para que resuelva una serie de sucesos misteriosos que se producen a raíz de una supuesta maldición que dejó en la comunidad el Padre Cardona antes de ser fulminado por un rayo.

En un período de Semana Santa, llega a Constanza el joven Padre Gerónimo, pero Flor se enamora de éste, aunque el sacerdote siempre la evade, por aquello del celibato, cae en la tentación de aquellos expresivos ojos negros y se involucran en un largo y apasionado beso (sólo uno), con la mala suerte de que fueron sorprendidos por la multitud el día de la procesión.

Finalmente se descubren los misteriosos eventos y se resuelve la supuesta maldición que no fueron más que casualidades como los efectos de las habichuelas con dulce, los rayos, la explosión de la letrina por el gas metano, el sapo que alborotó la procesión y las piedras que lanzaban los personajes encarnados por Fernando Rodríguez y Luis Crusiel.     

 LO BUENO
El punto de humor que le pone Raymond Pozo (Cachica) a su papel de campanero de la iglesia, limpiador de letrinas (de noche) y hasta “asistente” del Padre Gerónimo. 

Hacía muchos años que no veíamos actuar a don Niní Germán, pero se la comió con su veteranía en el papel de Arzobispo de la Iglesia Católica. 

La excelente fotografía de Peyi Guzmán y la música a tiempo del maestro Manuel Tejada, que le pone el ritmo adecuado a cada escena de la película, así como las locaciones naturales sin escenarios fabricados, la iglesia del pueblo, el parque, sus calles, la neblina, la lluvia  y sus casas.

El trabajo de Bonarelli, el actor que hizo el papel de Ñico, el alcalde del pueblo, sobresale  con mucha gracia y profesionalidad al tratar de seducir a Hortensia (Milagros Germán).

LO MALO
Sobre el guión, hay una exageración de los eruptos y los vientos del Padre Cardona, en el parque y en la  Misa, producto de las habichuelas con dulce de la Semana Santa.

Algunos de los espectadores comentaron la cantidad  de “corre corres” que se producen a lo largo de los 90 minutos que dura la cinta, en la iglesia, en la casa de los Vargas, en el parque y en la procesión.

No le sacaron el mejor provecho a los impresionantes paisajes del valle de Constanza.

Todo el que conoce este hermosos pueblo, sabe de la panorámica maravillosa que pudieron producir desde puntos como Cabañas Güaraguao y el abandonado hotel Nueva Suiza.

Hay un bachecito que puede corregirse en el sonido. Cuando finaliza el merengue de Fefita La Grande, se siente un silencio, pero hay imágenes.

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