Desde el no…

Desde el no…

AMPARO CHANTADA
La masa electoral francesa que dijo no a la Constitución Europea, 55 % del electorado votante, no es homogénea, al contrario su característica principal es su heterogeneidad, su pluralismo, su extrema apertura a todas las formas de organización y de expresión, va desde la extrema izquierda hasta el ala más izquierdista (para simplificar) del partido socialista. Así lo saben los estrategas del presidente Chirac (UMP) que apostaron al agrietamiento de ese pacto tácito y para eso,  a la degradación completa de la situación social en los barrios de las grandes ciudades administradas mayoritariamente por socialistas y comunistas.

Ahora, aparecen como los únicos en capacidad de reordenar el tejido social y componer un espacio de convivencia. Esos estrategas sorprendieron cuando Dominique de Villepin impuso el  toque de queda adelantándose así al ministro del interior Sarkozy, porque  todo parece indicar que la imagen política de hombre duro se esta imponiendo y el juego político francés. Sarkozy prende el fuego y De Villepin lo domina, pensando sacar provecho político. El centro inconfesado del debate: las primarias en el seno del UMP y las elecciones presidenciales del 2007 con la cuestión europea, principal caballo de batalla del presidente Jacques Chirac, en trasfondo.

El presidente Chirac, apuesta en su primer Ministro, Dominique de Villepin, para las próximas elecciones presidenciales. Pero este tiene que darse una imagen de político eficiente, porque nunca paso por elecciones populares, debe demarcarse, tiene que demostrar, darse una identidad, credibilidad y diseñarse  una imagen de eficiente tecnócrata con modales para primero pasar las primarias en su partido y ser el candidato “de la derecha potable” en las elecciones presidenciales francesas.

Por eso, desde meses atrás, el presidente Chirac, dejó actuar a Nicolas Sarkozy con su estilo provocador, atizando un fuego social que no recibía respuesta atinada de parte del Gobierno, para quemarlo políticamente o mejor dicho para que “desideologice “el debate.

Oponiendo su estilo diplomático y muy aristocrático, Dominique de Villepin pensaba sacar provecho de esa situación. De Villepin abogaba  por soluciones consensuadas, delegación de responsabilidades, conciliábulos y reuniones de trabajo, mientras a Nicolás Sarkozy le gusta más la firmeza y el habla provocadora, antipática y prepotente, gusta más aplicar  una política de represión y de hostigamiento continuo en los barrios. Pero Dominique de Villepin lo superó con las medidas de toque de queda  dando garantías a ciertos sectores de eficiencia decidida y de mano dura también. 

Esa actitud  sin que le tiemble el pulso es la que garantiza el voto de las  clases sociales tradicionales, de los empleados, de la clase media baja, por temor a un empeoramiento de la situación económica y del desempleo.

Por eso decimos que algunos  sectores están jugando con el fuego en Francia.

Apostaron a la degradación social, al aislamiento de la masa electoral de izquierda, para conseguir el voto “asustado” del electorado. Todos sabemos que las situaciones turbias no favorecen el desenvolvimiento democrático de las elecciones.

La juventud de los barrios populares franceses, que quemó más de 10.000 vehículos, provocando un estado de terror y de estupor en el país, está en el centro de una despiadada competencia por el Poder, entre los diferentes sectores de una derecha francesa, en búsqueda de identidad y de representatividad,  y de una izquierda en búsqueda de su recomposición.  El partido socialista entendió la importancia de tal recomposición y acaba de reintegrar su ala más izquierdista, Laurent Fabius, a las labores de la preparación de las elecciones 2007.

Por eso, esa dilación en resolver situaciones conflictivas desde muchos años, el jefe del Estado pensó “quemar” su ministro del Interior que hoy se desenvuelve con el apoyo cada vez mas frecuente de toda la derecha francesa, hasta la extrema derecha obligando a De Villepin adelantarlo. Hecho que quería evitar Jacques Chirac. Esta derecha francesa,  sabe:  1º que la juventud rebelde actual, no está manejada por partidos ni sindicatos, 2º que a esa juventud no le interesa la política, la repudia, nadie podrá sacarle provecho, 3º que esa situación creada favoreció el voto conservador.

Ese juego de roles entre el número 1 y el número 2 evidencia una nueva estrategia. La confrontación entre los dos candidatos a las primarias y a las elecciones presidenciales no dio los frutos esperados, el primer ministro pasó a la estrategia de la fagocitosis. Pedazo por pedazo, las propuestas de Sarkozy son asumidas por De Villepin que espera así, dejar sin contenido el programa de su competidor principal y lo obliga así a desplazarse cada vez más hacia la extrema derecha para buscar nuevos recursos programáticos. Se plantea así, en condición de seguidor en lugar de heredero del chiraquismo, no importa el precio que hay que pagar, saqueos, incendios, desesperanzas… Los desafíos son grandes, se trata de permanecer en el poder.

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