Desde la ocupación haitiana hasta la veda a pollos y huevos    

<STRONG>Desde la ocupación haitiana hasta la veda a pollos y huevos</STRONG>    

Desde la incursión de habitantes provenientes de La Tortuga y otras islas del Caribe a la parte occidental de La Española, a raíz de las devastaciones de Osorio de 1605 a 1606, existen diferencias entre los habitantes de la parte Este y Oeste. Algunas originadas en conflictos geográficos.

En ese sentido, en 1937, específicamente el miércoles primero de diciembre de ese año, como consecuencia de la matanza de una gran cantidad de haitianos por orden del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, un periódico de la época, La Opinión, publicó un espacio dedicado a establecer una línea del tiempo con relación a las relaciones domínico-haitianas, donde estableció que hacia el año 1630 se iniciaron invasiones e incursiones, desde la parte occidental de la isla, que asolaron la colonia española de Santo Domingo.


La matanza haitiana en 1937 y que se le atribuye al dictador Rafael L. Trujillo fue uno de los puntos más sombríos de las relaciones entre ambos pueblos.

Firma de tratados. La publicación recoge que en 1697, el 20 de septiembre, fue suscrito el Tratado de Ryswick, mediante el cual España cedió en derecho, a Francia, la parte occidental de la Isla, que en hecho poseía. Mientras que en 1777, por el Tratado de Aranjuez, quedó cabalmente delimitada la obra expansionista de los antiguos bucaneros y fue trazada la frontera.

En 1795 España cedió a Francia la parte española de la isla con la firma del Tratado de Basilea.

Invasiones. Además de esto, a principios de 1805, Jean Jacques Dessalines, antiguo esclavo y luego jefe de los negros y emperador de Haití, independiente desde el primero de enero de 1804, invadió la parte española de la isla, mientras Cristóbal, su teniente y futuro rey, se apoderó de Santiago.

Aunque hay que recordar que en algunos períodos de la historia común entre ambos pueblos, las diferencias estuvieron marcadas por razones políticas y no hubo necesidad de frontera. Tal es el caso de los años de la ocupación haitiana, de 1822 a 1844, donde no fue necesario el establecimiento de una frontera física, debido a que toda la isla estaba en manos de los haitianos.

“El estado naciente fue destruido por el presidente de Haití, Boyer, quien lo invadió al frente del poderoso ejército: entró en la ciudad de Santo Domingo el 9 de febrero de 1822”, dice.

Por su parte, el historiador Rubén Silié, en un artículo publicado en la Revista Trimestral Futuros, afirma que el hecho más importante que ha contribuido a marcar las relaciones domínico-haitianas es que “los haitianos ocuparon el territorio de la República Dominicana durante 22 años; por lo que el país del Este no se independizó de una metrópolis europea, sino de Haití”.

Los haitianos ocupaban los altos puestos públicos,  incluso dentro de la iglesia sucedía esto, aunque en el Senado había representantes dominicanos, elegidos por la población dominicana.

Relación laboral. En la actualidad es común ver a nacionales haitianos insertados en el mercado laboral dominicano. Sin embargo, esta situación no es reciente.

Durante la ocupación militar de Estados Unidos en República Dominicana en 1916, el nuevo gobierno extranjero trajo de Haití, donde también mantenía una invasión desde el año anterior, cientos de haitianos para el trabajo en los ingenios azucareros.

La demanda en la mano de obra hizo que los norteamericanos intensificaran su campaña de estimulación para qué los campesinos haitianos se insertaran a la mano de obra de la República Dominicana. Desde entonces, surgió la migración ilegal de braceros haitianos, lo que contradijo las leyes migratorias dominicanas de la época.


Históricamente la mano de obra haitiana se ha destacado en el sector de la construcción.

Sin embargo, el verdadero éxodo masivo de haitianos al país tuvo lugar en el período de 1918 a 1921, conocido en la historia dominicana como  “La danza de los millones”, debido al incremento en la venta y el precio del azúcar que se producía en el país.

Impasse por límites fronterizos. El historiador Alejandro Paulino precisa que durante el gobierno de Horacio Vásquez, en 1928 y los años posteriores hasta 1937, hubo una intensa actividad tratando de solucionar los problemas limítrofes, lo que facilitó el tratado de 1929 que puso fin, desde el punto de vista de las relaciones internacionales, al problema fronterizo.

No obstante, la situación de convivencia en la frontera del Norte se agudizó de tal forma que muchos dominicanos y haitianos quedaron excluidos del territorio correspondiente a cada Estado y todo esto se debió a que al establecer la línea divisoria, ciudadanos de Haití quedaron residiendo en suelo dominicano, así como dominicanos quedaron incluidos dentro del territorio haitiano.

“Si a esto sumamos los problemas relacionados con los tratados limítrofes entre las dos naciones y los conflictos políticos generados durante los últimos 76 años, a partir de la matanza ordenada por Trujillo contra los inmigrantes haitianos en 1937, entonces comenzaremos a encontrar algunas de las explicaciones que inciden y norman la convivencia entre los dos pueblos”, dice Paulino, sub director del Archivo General de la Nación.

Haití y República Dominicana durante gobierno de Bosch. Paulino continúa explicando que un incidente que puso al país en pie de guerra con la vecina Haití ocurrió durante el gobierno de Juan Bosch, a principio de mayo de 1963, obligando al presidente dominicano a enviar tropas y equipos bélicos a la zona fronteriza, debido al ataque de milicias duvalieristas contra la embajada dominicana en Haití, siendo este el principal incidente entre los dos países, después de la muerte de Trujillo.


Tanto en el gobierno de Bosch como en los de Balaguer, el tema Haití ocupó mucha atención.

Bosch rompió las relaciones con Haití a principio de mayo de 1963 por la crisis desatada y solicitó que todos los países de la Organización de Estados Americanos (OEA) rompieran relaciones con Haití y su dictadura.

Relaciones bilaterales durante el régimen de Balaguer. En lo adelante, agrega Paulino, el gobierno de Joaquín Balaguer, instaurado en 1966, mantuvo armoniosas relaciones con el gobierno haitiano, pues la importación masiva de esos trabajadores comenzó en 1966, logrando los dos gobiernos firmar acuerdos, de los que se beneficiaban económicamente el gobierno de Duvalier y sus funcionarios que cobraban peajes para facilitar las operaciones.

“De esa manera, la presencia de indocumentados comenzó a no tener control, pues los empresarios dominicanos y los dueños de ingenios preferían esa mano de obra barata y en la que no se invertían recursos en salud, impuestos ni salarios justos, desplazando a los trabajadores dominicanos de áreas que habían sido importantes para los obreros dominicanos”, sostiene. 

Nuevas relaciones  entre ambas naciones. Pasados los años, específicamente en la década de los 80, las nuevas relaciones entre ambas naciones se vieron marcadas por el cambio político que se produce en Haití luego del desplazamiento de la dictadura de la familia Duvalier en 1986 y de la consolidación democrática en República Dominicana con los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) desde 1978 hasta el 1986.

Por primera vez en la historia no había dictadura en uno u otro lado la isla, explica Silié, quien agrega que de ahí que surgiera un nuevo marco en las relaciones entre ambos Estados que se ha caracterizado por una tensión entre los problemas de orden migratorio y los crecientes intercambios comerciales que se suceden en la frontera.

Relaciones durante el nuevo mandato de Balaguer. Silié acota que un factor de retraso se produjo con el golpe de Estado (septiembre 1991) contra el presidente Jean-Bertrand Aritide.

“Hay que recordar que fue en ese período cuando el presidente Balaguer lanzó la acusación de que Estados Unidos, Canadá y Francia, junto a la comunidad internacional, tenían un plan para unificar el territorio de la Isla, con la idea de que los dominicanos cargaran con el peso de la crisis haitiana. Esto surgió debido a la solicitud de que la República Dominicana ofreciera recibir refugiados haitianos en caso de una agudización del conflicto político en Haití y por las presiones que recibía el gobierno de Balaguer para que suspendiera el apoyo de facto a los golpistas; lo cual se hizo muy evidente con la reparación de la carretera desde la frontera hasta Puerto Príncipe”, agrega.

Decretos. Silié explica  que en 1990, fue emitido el decreto No.417-90, por medio del cual se ordenaba regularizar la situación de trabajadores azucareros, otorgándoles un carné donde se especificaban su condición laboral y residencia. Mientras que, en Haití el presidente de esa nación, Jean-Bertrand Aristide, denunció en la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU) que sus nacionales estaban siendo esclavizados por la industria azucarera dominicana.

Debido a este impasse, Balaguer emitió el decreto 233-91 en el mes de junio, en el que ordenaba la repatriación de una gran cantidad de trabajadores haitianos. Esto se hizo con tanta saña que desató un pánico generalizado en la población inmigrante e incluso entre los dominicanos de origen haitiano.

 


El ex mandatario Leonel Fernández dedicó mucha atención y recursos al pueblo haitiano. En foto posa junto a René Preval.

Recuento. Según un recuento que hace el historiador, los hitos principales en el cambio de las relaciones gubernamentales lo constituye el hecho de que en 1993, mientras el depuesto presidente Jean-Bertrand Aristide se encontraba en los Estados Unidos, su Primer Ministro, Robert Malval, visitó al presidente Joaquín Balaguer, e inició un período de búsqueda de acercamiento y acuerdos para la cooperación entre los dos países.

También la visita al país, en 1996, del presidente René Preval, durante la cual se establecieron importantes acuerdos con el presidente Balaguer, entre los cuales se destaca la creación de la Comisión Mixta Bilateral Domínico-Haitiana. Así como la visita del presidente Fernández a Haití, en 1998, hecho que convirtió al mandatario en el primer presidente dominicano, que desde mediados del pasado siglo, hacía una visita de Estado a su homólogo haitiano.

Ya para 1998, los dos países firmaron un  «Protocolo de Entendimiento Sobre los Mecanismos de Repatriación».

Además de estos hechos, en 2000, se realizó la «Primera Reunión Ministerial de Cooperación Binacional Dominico-Haitiana». En ese mismo año el presidente Hipólito Mejía creó la Dirección General de Desarrollo Fronterizo, organismo estructurado para sistematizar los planes de desarrollo de esa zona.


Dicen que la ascendencia haitiana de José Francisco Peña Gómez influyó para que sectores poderosos adversaran su posible presidencia de la República.

Ley de Migración. La legislación que regula la migración en el país, hasta finales del siglo XX, data del año 1939, promulgada por Trujillo. En 1996 se formuló un proyecto de modificación de esta pieza, pero no prosperó. Más adelante, en el 2000, fue sometida otra propuesta ante el Congreso Nacional, pero no fue aprobada.

Fue hasta el 2004 cuando fue aprobada la Ley General de Migración 285-04, sin que se haya podido aplicar en el país todavía.

Veda a exportación de pollo y huevo a Haití. En estos momentos, las relaciones diplomáticas entre ambos países se mantienen bajo tensión, luego de la veda impuesta por Haití a los pollos y los huevos exportados desde República Dominicana, tras la acusación de la vecina nación de que estos productos criollos están contaminados con la gripe aviaria.  

Esta situación ha provocado que el intercambio comercial que se realiza en distintas poblaciones fronterizas, entre nacionales de Haití y República Dominicana, hayan disminuido, ya que los haitianos que cruzan la frontera para abastecerse de productos dominicanos, son requisados por las autoridades de su país, con el propósito de impedir que sean introducidos  a territorio haitiano los citados productos.  

A raíz de este impasse, el presidente Danilo Medina, tuvo que reunir a los miembros de su gabinete  que inciden en la comercialización de productos agropecuarios con Haití y los comisionó para que visitaran el vecino país en procura de solucionar la situación generada con la veda a la importación de pollos y huevos.

Sin embargo, a pesar del encuentro la comisión mixta bilateral de República Dominicana y Haití no llegó a un acuerdo para levantar la veda.

En ese sentido, el pasado domingo, los presidentes de ambos países sostuvieron un encuentro durante  la VIII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos de Petrocaribe, celebrada Nicaragua, para tratar el tema de la veda en la comercialización de huevos y pollos.  

Durante el encuentro, el presidente Martelly ofreció a su homólogo Medina detalles de la situación que se presentó con la comercialización de huevos y pollos de la República Dominicana en territorio haitiano.

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